El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ofreció para “ayudar” al bebé británico Charlie Gard, afectado de una enfermedad genética rara y mortal, y que será privado pronto de la respiración artificial que le mantiene con vida.
“Si podemos ayudar al pequeño #CharlieGard, de acuerdo con nuestros amigos en el Reino Unido y con el Papa, estaríamos encantados de hacerlo”, dijo Trump en un mensaje en su cuenta en Twitter.
Una asesora de Trump y directora de asuntos mediáticos en la Casa Blanca, Helen Aguirre Ferré, precisó más tarde que el presidente se interesó por el caso de Charlie Gard al verlo en los medios y decidió “ofrecer ayuda a su familia en esta situación devastadora”.
“Aunque el presidente no ha hablado con la familia, (porque) no quiere presionarles en absoluto, algunos miembros de su Gobierno sí han hablado con la familia en llamadas telefónicas facilitadas por el Gobierno británico. El presidente está tratando de facilitar ayuda si es posible”, explicó Aguirre Ferré en un comunicado.
La asesora sugirió que las conversaciones tienen que ver con una oferta de tratamiento en Estados Unidos, aunque dijo que “por razones legales” no podía “confirmar el nombre del médico o el hospital donde el bebé podría ser tratado” en el país.
El bebé de diez meses padece una rara enfermedad genética, una variedad grave de encefalopatía mitocondrial que le ha causado daño cerebral y le impide respirar por su cuenta o mover sus extremidades, y la única esperanza de sus padres es someterlo a un tratamiento experimental en Estados Unidos.
El pasado 28 de junio, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) respaldó la decisión de la Justicia británica de dar una muerte digna al bebé de diez meses, afectado por una “enfermedad genética rara y mortal”, y rechazó así el recurso de los padres, Christopher y Constance Gard.
Su dictamen especifica que, en términos médicos, el pequeño sufre un “severo síndrome infantil de encefalopatía mitocondrial”, que causa mutaciones en el gen RRM2B y le “priva de la energía necesaria para vivir”.
Los padres recurrieron a la Corte europea cuando los tribunales británicos autorizaron que Charlie fuera privado de la respiración artificial, y argumentaron que el país había vulnerado su derecho a la vida, al oponerse el Great Ormond Street Hospital de Londres a un tratamiento experimental en Estados Unidos.
Los padres se habían quejado de que las decisiones de las instancias nacionales habían supuesto “una injerencia injusta y desproporcionada en sus derechos parentales y sin justificación alguna”.
Sin embargo, la Corte de Estrasburgo avaló la conclusión de la Justicia británica, basada en “evaluaciones de expertos detalladas y de alta calidad” que consideraban “muy probable que Charlie estaría expuesto a dolores y sufrimientos continuos”.
La eutanasia estaba prevista en principio para el viernes pasado, pero el hospital londinense ha decidido mantener un poco más la respiración asistida al bebé para permitir a sus padres, Christopher y Constance Gard, pasar más tiempo con él.