Rusia promete responder “con dureza” a cierre de sedes diplomáticas en EU

Rusia dijo que responderá con dureza a cualquier medida diseñada para perjudicarle, un día después de que Estados Unidos ordenó a Moscú el cierre de su consulado en San Francisco y otros edificios en Washington y Nueva York.

La advertencia, realizada por el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, llegó en un momento en que el Kremlin evalúa cómo responder a la orden, que le obligará a cerrar dos misiones comerciales y su consulado en San Francisco, para el 2 de septiembre.

“Reaccionaremos en cuanto concluyamos nuestro análisis”, dijo Lavrov a estudiantes en Moscú. “Responderemos con dureza a las cosas que nos dañen”.

De forma separada, un alto asesor del Kremlin se quejó de que la maniobra de Estados Unidos empuja los lazos bilaterales hacia un callejón sin salida y alimenta una espiral de medidas de represalia.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asumió el cargo en enero asegurando que quería mejorar las relaciones con Rusia, que pasaban por su peor momento desde la Guerra Fría.

No obstante, la situación empeoró después de que funcionarios de inteligencia estadounidenses acusaron a Rusia de interferir en la elección presidencial, algo que Moscú niega.

Trump, que también debe responder a acusaciones de que sus asociados colaboraron con Rusia, rubricó el mes pasado a regañadientes las nuevas sanciones aprobadas por el Congreso contra Moscú. Cuando quedó claro que las medidas se convertirían en ley, Moscú ordenó a Washington que redujera su representación diplomática y equipo técnico en Rusia en más de la mitad, a 455 personas.

Lavrov insinuó que podrían estudiar nuevas reducciones de personas en la embajada de Estados Unidos, sugiriendo que Moscú fue generoso la última vez al permitir que Washington mantuviera “más de 150” personas extra.

Tras acusar al anterior gobierno de Barack Obama de comenzar el deterioro de las relaciones para complicar a su sucesor Trump, Lavrov declaró que “pensamos que esta administración usaría el sentido común, pero por desgracia los rusófobos en el Congreso no lo están permitiendo”.