Guillermo del Toro se mostró orgulloso en Venecia de ser el primer mexicano en conseguir el León de Oro de la Mostra y destacó, en un rueda prensa, lo importante y lo inevitable de sus orígenes: “ser mexicano viene de mi cabeza, mi tripa y mis cojones mexicanos”.
“Cuando se habla de los problemas del último año y medio para los mexicanos, es algo que hemos visto durante décadas”, dijo el realizador tras recoger el León de Oro de la 74 edición de la Mostra por The Shape of Water.
Una película en la que habla del otro, del débil, del diferente, personificado en una criatura marina, un monstruo para algunos y un ser que puede ser amado a ojos de la protagonista, interpretada por la británica Sally Hawkins.
“Quería hablar del otro y en contra de la perfección y la unificación”, explicó Del Toro, que consideró que las parábolas son la mejor vía para “lanzar verdades universales”.
Por eso ambientó su película en 1962, porque “no hemos avanzado tanto como creemos como sociedad” y lo que ocurre en la pantalla es perfectamente extrapolable a la actualidad y a la realidad, más allá de la fantasía de la historia.
“Lo hermoso de la Humanidad es la imperfección y los monstruos son imperfectos”, afirmó el realizador de El laberinto del fauno o Hellboy.
Películas, al igual que The Shape of Water, que son de género, de fantasía, y el premio logrado hoy en Venecia “significa mucho”, porque ya no son solo las películas profundas, que cuestionan la naturaleza humana, las que son valoradas.
“No se puede legitimizar solo ciertos géneros, sino todo lo hecho con inteligencia, amor y pasión (…) Yo empecé hace 25 años y nunca he cambiado. Este premio es un precioso estímulo y un maravilloso acto de amor, algo muy necesario”, precisó.
Veinticinco años en los que ha tenido buenas y malas épocas, ha estado arriba y abajo. “Nuestra carrera es como un accidente emocional y ahora mismo es un airbag que ha explotado”, describió el cineasta.
“Estoy extremadamente agradecido porque lo que me han dicho con este premio es: ‘entendemos tu voz como cineasta'”, agregó.
Pero pese a la alegría del momento, señaló que hay que hacer las cosas “como un acto de amor y de creación”.
“Si consigues premios es genial, pero lo importante es que cuando los ganas sea por algo totalmente personal, que no hayas tenido que modificar tus ideas para conseguirlo. Que sea por tu pureza y tu fe. Tanto si te aplauden como te abuchean, lo importante es ser honrado con lo que quieres hacer”, reflexionó.
Y hacer algo que suponga un riesgo, que te fuerce a avanzar. “Porque al final, lo que queda es tu trabajo”.
Un trabajo por el que ha recibido un León de Oro cincuenta años después de que lo consiguiera Luis Buñuel por Belle de jour.
“Los dos cineastas que más admiro son (Alfred) Hitchcock y Buñuel”, confesó Del Toro, que ha estudiado con detenimiento las filmografías de estos dos realizadores.