Las protestas de druidas y arqueólogos no lograron frenar el proyecto de construcción de un túnel cerca del monumento prehistórico británico de Stonehenge, que este martes recibió la aprobación del gobierno.
El gobierno, eso sí, aceptó alejar el túnel unos 50 metros respecto a lo inicialmente previsto, pero aún así aprobó esta obra próxima al famoso círculo de menhires del sur de Inglaterra.
Los defensores de la obra realzan que enterrará el tráfico de la congestionada autopista A303, que discurre a la vista de todo el mundo cerca de este monumento declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Sus detractores, en cambio, estiman que hay muchas más construcciones de valor arqueológico enterradas en la zona y que el túnel de 3 kilómetros de largo, que cubrirá una carretera de dos carriles en cada sentido, las pone en peligro.
El proyecto causará “daños graves y permanentes en el paisaje arqueológico”, denunció la Alianza Stonehenge, que reúne a varias organizaciones no gubernamentales.
En cambio, las entidades de defensa del patrimonio English Heritage y National Trust se cogratularon por el proyecto.
“Saludamos la ruta enmendada y creemos que puede, si se ubica y diseña con el mayor de los cuidados, proporcionar un legado duradero al Sitio Patrimonio Mundial y restaurar la paz y la tranquilidad en el paisaje de Stonehenge”, dijeron ambas en un comunicado.
El ministro de Transportes, Chris Grayling, defendió que el túnel mejorará el tráfico de la zona y supondrá “un gran impulso para la región”.
Stonehenge se construyó en varias fases entre los años 3 mil y 2 mil antes de Cristo y es uno de los monumentos megalíticos más impresionantes del mundo por su talla, sofisticación y precisión arquitectónica.
Los arqueólogos identificaron otros monumentos prehistóricos similares en la zona, incluyendo otro círculo de piedras enterrado unos 500 metros más allá.