No subestimemos a José. Los dioses meteorológicos parecen estar obrando en contra del huracán ahora que el sucesor de Irma se mueve pesadamente sobre el Atlántico.
Pero está tan lejos, a más de mil 528 kilómetros de Nueva York, que es prematuro hacer sonar el fin de la alerta.
“Si es una amenaza, lo será probablemente la semana próxima”, dijo Rob Carolan, meteorólogo en Hometown Forecast Services Inc. en Nashua, New Hampshire. Sin embargo, por ahora, “José está teniendo serios problemas”.
Los huracanes no pueden avanzar por su propia fuerza, y el sistema de alta presión que dirigía a José lo empujaba y lo llevaba a dibujar una trayectoria circular alrededor del Atlántico central, dijo Jeff Masters, cofundador de Weather Underground en Ann Arbor, Michigan.
Carolan dijo que esto podría tener el beneficio de quitarle fuerza al ciclón al dar vuelta sobre su propia estela, produciendo el agua fría que debilita la energía de las tormentas.
Al mismo tiempo, la trayectoria circular podría fácilmente hacer que José apunte directamente a Norteamérica, una maniobra que podría poner en peligro propiedades desde Maine hasta Florida por valor de 18.8 billones de dólares.
“Es difícil hacer modelos sobre un comportamiento de ese tipo”, dijo Masters. “Especialmente cuando no se tiene un panorama exacto de las condiciones”.
Pueden pasar días antes de que la imagen de previsión se aclare, gracias, en parte, a Irma, dijo Peter Sousounis, director de meteorología en AIR Worldwide, modelador de riesgo con sede en Boston.
Irma arrojó lo que se conoce como Ondas de Rossby, que pueden extenderse miles de millas. Sacudieron la alta atmósfera y se mezclaron con las corrientes rectoras alrededor de José.
Los modelos informáticos hicieron que José siguiera sin causar daños hasta el mar, o que chocara contra la costa en algún lugar desde Carolina del Norte hasta Nueva Escocia.
Los expertos aún no cuentan con datos suficientes. Si bien los satélites pueden mirar hacia abajo, el Atlántico no está sembrado de estaciones meteorológicas que puedan enviar globos a 35 kilómetros para hacer un muestreo de las condiciones. Y son esas mediciones las que permiten que los modelos sean precisos.
Estados Unidos utiliza con frecuencia pilotos y tripulaciones de la Reserva de la Fuerza Aérea y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, llamados Cazadores de Huracanes, para volar hasta las tormentas y arrojar instrumentos y lanzar drones Coyote en los vientos.
Uno de esos cazadores descubrió en su punto más alto a las 23:00 horas de Nueva York, el 8 de septiembre, vientos de José que alcanzaban 155 millas por hora, siendo por lo tanto un huracán de Categoría 4 y casi rival de Irma. El National Hurricane Center anticipa que José puede seguir siendo un huracán este fin de semana.
Luego podría terminar en una franja del océano que le permita absorber agua caliente y volverse más formidable.
La temporada de huracanes del Atlántico 2017 ya se ha cobrado al menos 100 vidas e infligió daños estimados en un mínimo de 135 mil millones desde Texas a Florida y todo el Caribe.
Harvey también cerró temporalmente un 25 por ciento de la producción de petróleo y gas natural en el Golfo de México y 10 por ciento de la capacidad de refino estadounidense. Irma sometió a los cultivos de cítricos de Florida a pérdidas de frutas que actualmente se están calculando.
Si Harvey e Irma dejaron alguna enseñanza, es que una tormenta como José debe tomarse en serio.