Google aceptó comprar parte de los equipos de ingeniería y diseño de HTC por mil 100 millones de dólares, quedándose con un grupo de veteranos que trabajó en el teléfono Pixel y, además, podría reforzar su naciente negocio de hardware.
Google, de Alphabet, sumará unos 2 mil empleados con experiencia trabajando en su teléfono insignia Pixel, con la misión de mostrar las mejores características del software Android que ahora potencia la gran mayoría de los teléfonos inteligentes del mundo. El acuerdo también viene con un acuerdo de licencia no exclusiva para la propiedad intelectual de HTC.
Con la operación, Google gana un control más estricto sobre el diseño y la producción del Pixel y otros dispositivos, lo que potencialmente ayudará a las ventas.
Estos aparatos se están convirtiendo en los pilares de un empuje estratégico para distribuir productos de software críticos -como su asistente virtual controlado por voz- y para competir mejor con Apple.
La tecnológica se está preparando para presentar una segunda generación de dispositivos en octubre, basándose en una cartera que abarca desde bocinas inteligentes Google Home hasta visores de realidad virtual Daydream.
“El juego final aquí es más flexibilidad en la innovación de hardware, que pueda estimular ingresos incrementales a través de servicios habilitados por esas innovaciones”, dijo Jitendra Waral, analista senior de Bloomberg Intelligence. “Google obtiene esencialmente más control sobre su diseño de hardware, puede ayudarles a acelerar la innovación con sus propios productos y usarlos como el punto de referencia para que el ecosistema Android siga”.
Los inversionistas de Alphabet pueden temer la repetición de la historia. En 2012, Google pagó 12 mil 500 millones de dólares por Motorola Mobility, entonces un fabricante líder de teléfonos Android. En menos de tres años, Google vendió la empresa a Lenovo por menos de 3 mil millones de dólares, manteniendo la valiosa cartera de patentes.
Poseer Motorola había erosionado los márgenes de ganancias del gigante de las búsquedas en internet y había molestado a otros fabricantes de teléfonos que dependían de Android, el software de Google para dispositivos móviles y a través del cual promueve sus servicios en los dispositivos de otros fabricantes.
Sin embargo, la transacción de HTC costó mucho menos y llega en un momento muy diferente, cuando Google y sus principales rivales están más centrados que nunca en dispositivos de consumo construidos alrededor de nuevos servicios de inteligencia artificial y de realidad aumentada (RA).
La RA exige cámaras y sensores potentes y caros que funcionen en sincronía con el software para procesar y superponer imágenes en 3-D en escenas del mundo real. Tener diferentes socios de Android haciendo sus propios teléfonos con componentes dispares hace que esta tarea sea más difícil para Google, especialmente cuando Apple puede elegir un conjunto de hardware de RA para hacerla compatible con su software.
Los recursos de producción de HTC, que ensambló el primer dispositivo Pixel y fue clave para la línea Nexus, pueden respaldar su operación telefónica existente. Un mayor control de la producción de hardware también daría a Google más influencia sobre la distribución de nuevos servicios como su asistente digital basado en voz. Google no dijo exactamente cómo retendría empleados después de la adquisición, sólo que está trabajando en los detalles. La compañía – como muchos de los líderes en Silicon Valley – tiene una reputación de ofrecer generosos beneficios y remuneración.