¿Te imaginas un futuro sin plátanos?

En un seco y caluroso campo cerca de un lugar llamado Humpty Doo al norte de Australia, los científicos se apresuran para iniciar un experimento que podría determinar el futuro de la fruta más popular en el mundo, el plátano.

Investigadores se alistan para colocar en la tierra miles de pequeñas plantas, que esperan, producirán el tipo de plátano cavendish -la variedad curva y amarilla que representa el 99 por ciento de esa fruta vendida en Estados Unidos-. En este caso, las plantas han sido modificadas con genes de una variedad de plátano diferente para hacerle frente a una plaga letal.

Si el experimento de los especialistas en Humpty Doo y otros esfuerzos simultáneos con técnicas convencionales de producción no ofrece resultados positivos, los científicos opinan que podríamos estar parados ante un futuro en el que los plátanos desaparecerían de los estantes de los supermercados.

Ninguna otra variedad de plátano combina el toque dulce y la facilidad el empaquetado y la exportación del Cavendish, pero un hongo dañino conocido como fusarium wilt aniquiló decenas de miles de plantaciones de esta variedad de la fruta en Australia y Asia del sudeste durante la década pasada.

Recientemente, el hongo ganó terreno en África y el Oriente Medio, adhiriéndose a las botas de trabajadores que ayudan a establecer nuevas plantaciones.

Los científicos sostienen que América Latina, la fuente de prácticamente todos los plátanos exportados a Estados Unidos, es la siguiente zona en peligro.

“Estos brotes recientes confirmaron que esta cosa realmente se mueve”, dijo el patólogo de plantas Randy-Ploetz de la Universidad de Florida, que identificó el hongo en 1989 en muestras de Taiwán.

Desde entonces, los agricultores de plátano han estado tratando de evitar los efectos de marchitamiento, también conocido como la Raza Tropical 4 del conocido como mal de Panamá (TR4).

Los fungicidas son inútiles contra esta plaga. Es contagioso y puede permanecer inactivo durante décadas, engañando a agricultores con la idea de que se ha eliminado el patógeno, y sólo dejando huella al abrir las plantas y encontrarlas podridas en su interior.

Poco después de que el TR4 fuera identificado, los agricultores divulgaron que una subespecie del plátano malayo, que crece en el hábitat natural a través de Malasia y Indonesia, “crecía felizmente en plantaciones devastadas por TR4”, dijo James Dale, un profesor de biotecnología en la Universidad Queensland de Tecnología en Australia.

Tomó años para aislar el gen responsable de la resistencia. Luego, en 2004, sucedió: El laboratorio del Dale identificó pruebas de valor de los genes del candidato para contrarrestar al hongo.

Con más de tres años de trabajo cuidadoso, Dale insertó genes de esta subespecie en células de un Cavendish, desarrollándolos primero en tubos de ensayo y luego cultivando plantas enteras.

Este proyecto podría convertirse en la esperanza para hacer el Cavendish resistente a TR4 sin eliminar el sabor, la textura y otras características que lo hacen tan atractivo y comercialmente acertado.

Los botánicos de los Jardines Reales Botánicos, Kew, y organizaciones de investigación agrícolas de Francia, Honduras y Malasia recogen las muestras de plátanos para ver si, como la variedad de James Dale, se posee la resistencia a TR4.

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