La ofensiva anticorrupción de Arabia Saudita se está expandiendo más allá de la lista de príncipes, multimillonarios y funcionarios ya arrestados.
El Banco Central está pidiendo a los bancos del reino que congelen las cuentas de docenas de personas que no están bajo arresto, así como a los que están detenidos, según tres personas con conocimiento del tema.
La Autoridad Monetaria de Arabia Saudita envió una lista de cientos de nombres a las entidades crediticias, diciéndoles que congelen las cuentas vinculadas a ellos, dijeron dos de las personas que solicitaron no ser identificadas porque la información es privada.
No se ha dado ninguna razón para las medidas y los funcionarios del Banco Central no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios.
En total, 11 príncipes, incluyendo al príncipe Alwaleed bin Talal, uno de los hombres más ricos del mundo, cuatro ministros y docenas de exministros y conocidos empresarios fueron detenidos, según medios saudíes y un alto funcionario que habló bajo condición de anonimato.
El fiscal general saudí dijo en un comunicado emitido el lunes que los arrestos el fin de semana de príncipes, empresarios y funcionarios fueron solo la “primera fase” de una campaña anticorrupción que ha sacudido el reino y conmocionado a los inversionistas.
La campaña es la más reciente de una serie de medidas del príncipe Mohammed bin Salman, de 32 años, desde que su padre, el rey Salman, ascendió al trono en 2015, que incluyen una guerra en Yemen, la intensificación del enfrentamiento de Riad con Irán y una reforma económica para reducir su dependencia del petróleo.
Tanto aliados como adversarios están sorprendidos de que un reino obsesionado con la estabilidad haya adquirido tanto gusto por medidas que algunos podrían considerar impulsivas.
“El reino se encuentra en una encrucijada: su economía se ha estancado por los bajos precios del petróleo, la guerra en Yemen es un atolladero, el bloqueo de Qatar es un fracaso, la influencia iraní en Líbano, Siria e Irak está desatada, y la sucesión es una interrogante”, escribió el exoficial de la CIA Bruce Riedel.
“Es el período más volátil en la historia de Arabia en más de medio siglo”.
La purga no ha generado oposición pública las calles ni en redes sociales. Muchos saudíes aplaudieron los arrestos, los más recientes de una serie de medidas para reafirmar la autoridad del príncipe.
Sin embargo, en el extranjero los críticos perciben la purga como una muestra más de intolerancia de un líder hambriento por el poder que intenta detener a opositores que bloquean sus reformas económicas o que tratan de revertir la expansión de su peso político.
El fiscal general saudí, Saud al-Mojeb, dijo que “lo de ayer no representa el comienzo, sino la conclusión de la Fase Uno de nuestra purga anticorrupción” y que la investigación se realizó en forma discreta “para preservar la integridad de los procedimientos legales y asegurar que nadie huyera de la justicia”.
Los investigadores recolectaron evidencias por tres años y “seguirán identificando a culpables, emitiendo órdenes de arresto, imponiendo prohibiciones de viaje y llevando a los perpetradores a la justicia”, comentó el miembro del comité anticorrupción Khalid bin Abdulmohsen Al-Mehaisen.