Un juez estadounidense autorizó un examen psicológico al narcotraficante mexicano Joaquín El Chapo Guzmán, quien se encuentra en una cárcel en Nueva York.
Guzmán sonrió y saludó desde lejos a su esposa y dos hijas pequeñas al entrar en el tribunal en Brooklyn para una breve audiencia preliminar donde su defensa pidió que el mexicano sea atendido por un psicólogo, debido a quejas de duras condiciones carcelarias.
“Le está fallando la memoria, no está recordando cosas”, dijo el abogado Eduardo Balarezo afuera del juzgado cuando se le preguntó sobre la condición de su cliente. “No quiero que esto llegue a un punto en que él no pueda asistir en su propia defensa”.
El juez federal Brian Cogan autorizó la visita de un psicólogo pero aclaró que El Chapo sólo podrá hablar con él, sin contacto físico alguno.
Guzmán, de 60 años, fue extraditado a Estados Unidos en enero y se declaró inocente de dirigir el cártel de Sinaloa, una multimillonaria red internacional de narcotráfico responsable de asesinatos y secuestros.
En México, “El Chapo” se escapó de la cárcel dos veces, la segunda ocasión en el 2015 mediante un túnel que llegaba hasta la ducha dentro de su celda.
Según documentos de la defensa, a Guzmán se le permite salir de su celda sólo una hora por día y sus hijas solo lo han visitado una sola vez. Añade que la celda es “gélida” y sin aire fresco.
En semanas recientes, Guzmán ha sufrido un “notable deterioro de su estado mental”, con alucinaciones, depresiones y jaquecas, dice el documento.
“Es obvio para la defensa que algo no anda bien con el señor Guzmán”, dijeron los abogados en su pedido.
En una carta al tribunal fechada el martes, la fiscalía advierte que usará miles de documentos y grabaciones como evidencia contra Guzmán en su juicio el año entrante. La evidencia incluye videos “relacionados con un tiroteo en el aeropuerto de Guadalajara en 1993, los escondites que ha usado el acusado, la fuga de la cárcel que protagonizó en el 2015 y los operativos policiales para recapturarlo”, dice la carta.
Según informes, un cártel rival trató de asesinar a Guzmán en el aeropuerto de Guadalajara en 1993, pero sólo logró matar a al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, lo que enfureció a los mexicanos.