- Faltan recursos para atender a damnificados, se quejan gobernadores
- La gente está desesperada y pronto puede haber violencia, advierten
- Ni los presidenciables del PRI aceptaron visitar la gerontocracia priísta
Los gobiernos estatales están azorados.
No llegan recursos federales con la fluidez necesaria para atender las necesidades urgentes de los damnificados ni para reconstruir los edificios públicos dañados.
Sobre todo las instalaciones oficiales.
Un problema mayúsculo cuando, números más, números menos –aunque usted no lo crea, no hay un censo confiable-, se tienen más de cuatro millones de afectados.
Los datos más escandalosos corresponden a la Ciudad de México por ser centro de resonancia mediática, pero el panorama es distinto para quienes se asoman a otras entidades dañadas.
Originalmente fueron tres entidades –Oaxaca, Chiapas y Tabasco, sobre todo las dos primeras- por las consecuencias del sismo del 7 de septiembre casi a la medianoche.
En un principio los apoyos se volcaron sobre esos lugares y el presidente Enrique Peña desplegó a gran parte del gabinete y casi 15 mil servidores públicos para atender a la población.
Pero llegó el del 19 de septiembre en el altiplano y sus consecuencias fueron similares en Morelos, Puebla y la Ciudad de México, con destrucción de poblados enteros en la tierra de Emiliano Zapata.
Y PARA COLMO, UN GOBIERNO NÓMADA
A la escasez de recursos, los gobernadores agregan otros problemas.
Dos:
Sus poblaciones están a punto de explotar y eso les generará presiones adicionales.
Y cuando acuden a algunas oficinas en busca de apoyo se encuentran con un gobierno federal nómada en parte de su estructura.
¿Por qué?
Pues porque sus oficinas también resultaron dañadas y, unas más, otras menos, subsecretarios y directores generales despachan en instalaciones prestadas e improvisadas.
Y como no tienen archivos, presupuesto a la mano –“el Fonden se agotó en Chiapas y Oaxaca”, han escuchado- ni la información oportuna, pues no encuentran la promesa esperada.
Pasa con la Secretaría de Gobernación (Segob), varias de cuyas dependencias debieron desocupar sus edificios y dejar ahí archivos, como con otras de mayor urgencia.
Dos: los referentes al sistema sanitario y educativo.
Para los gobernadores es fundamental tener en pleno funcionamiento los hospitales públicos y las escuelas para dar imagen de pleno funcionamiento de la administración pública.
Dos meses después de las catástrofes, los gobernadores Antonio Gali, Graco Ramírez, Alejandro Murat, Manuel Velasco y Arturo Núñez esperan más eficacia.
Para su desgracia, pelean con una especie difundida sobre todo en redes sociales: han llegado recursos infinitos –hablan hasta de un billón de pesos- y la federación los retiene.
Pero por orden del presidente Enrique Peña y vigilancia personal del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ni un peso de esos donativos pasa por la administración pública.
Pero, a ver, hagan entender a los damnificados esta verdad.
DESPRECIO A LA CTM DE PRESIDENCIABLES
1.- En la Confederación de Trabajadores de México (CTM) dan una versión distinta a la dada aquí ayer por la cancelación de la pasarela de presidenciables priístas.
Fue orden de Los Pinos, aseguramos, lo cual sostenemos.
Según el dicho en las oficinas de Angel Aceves del Olmo, ni siquiera los aspirantes –José Antonio Meade, Miguel Angel Osorio Chong, Aurelio Nuño y José Narro Robles– se pusieron de acuerdo con la agenda propuesta.
No importa cuál sea la verdad: ¿qué ganaban con ir a saludar a una gerontocracia cada día más alejada de los obreros?
Y 2.- la firma española Cuatrecasas abrió oficinas en México para promover inversiones cuando más se necesitan, ante el riesgo de la cancelación del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá.
Cuatrecasas abrió con un diálogo de su presidente Rafael Fontana con personajes como el ex comisionado europeo Antoio Vitorino y el ex presidente Felipe Calderón, quienes pidieron facilitar el libre comercio y regular sectores clave como el energético.