El gobierno ecuatoriano nuevamente llamó la atención al fundador de Wikileaks, Julian Assange, para que no intervenga en asuntos internos de terceros países, en este caso de España, aunque le ratificó que seguirá gozando del asilo diplomático en la embajada de este país en Londres.
La reacción se produjo casi dos semanas después de que el gobierno español le expresara su inconformidad por los contactos que estableció con líderes secesionistas de Cataluña desde la embajada donde se encuentra asilado desde mediados de 2012. Además mantuvo una notable actividad en internet por la secesión.
En un comunicado, Ecuador reiteró a Assange “su obligación de no realizar declaraciones o actividades que pudieran afectar las relaciones internacionales del Ecuador, las mismas que deben ser preservadas, como sucede con España, país al que le unen invariables lazos históricos y culturales, así como vínculos basados en el respeto mutuo, la amistad entre sus pueblos y la cooperación bilateral”.
El documento añadía que las expresiones de Assange no representan la posición de Ecuador ante la situación española. El presidente Lenín Moreno visitará España en diciembre.
Assange se refugió en la embajada en Londres para eludir un proceso legal por delitos sexuales en Suecia, pero con relativa frecuencia interviene en política internacional, lo que ha causado problemas al Estado ecuatoriano e incluso en política interna.
Una de las crisis más fuertes provocadas por el activista se produjo en octubre de 2016 cuando la embajada le cortó el servicio de internet luego de que Assange revelara mensajes de la entonces candidata presidencial Hillary Clinton.