Un equipo sumergible de rescate estadounidense era transportado a la zona del Atlántico sur donde desapareció el submarino argentino ARA San Juan con 44 tripulantes a bordo, que tras 12 días de intensa búsqueda aún no ha sido localizado.
“Lamentablemente no hemos tenido todavía una detección del submarino”, señaló a periodistas Enrique Balbi, portavoz de la Armada argentina. Admitió que a esta altura de la búsqueda, en la que participan más de una decena de países, “la situación es extrema”.
Un total de 14 unidades navales buscan el submarino, de las cuales seis están abocadas a “realizar un barrido” del fondo del área donde el 15 de noviembre el submarino hizo contacto con tierra por última vez y pocas horas después se registró una explosión captada por sensores y micrófonos subacuáticos.
El submarino ARA San Juan, un diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana y operativo desde 1985, desapareció cuando navegaba desde Ushuaia, en el extremo austral de Argentina, hacia su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento.
Balbi explicó que en las próximas horas arribará a la zona rastreada el buque de bandera noruega Sophie Siem que lleva a bordo un mini submarino de la Armada de Estados Unidos, el cual participaría en una eventual tarea de rescate.
Esa nave partió la víspera del puerto patagónico de Comodoro Rivadavia, centro de las operaciones de búsqueda.
El portavoz aclaró que para que opere el mini submarino “primero hay que localizar” al ARA San Juan que estaría asentado en el fondo marino. Señaló que “las condiciones meteorológicas son regulares” y que posiblemente el martes “se complique un poco más a causa de los fuertes vientos del sector norte”.
El buque Skandi Patagonia ya se encuentra en la zona y con una sonda está haciendo un mapeo para localizar al submarino. Además hay un vehículo sumergible de Estados Unidos con un alcance de hasta 900 metros de profundidad, explicó Balbi.
Por otro lado, un vehículo sumergible ruso con capacidad ocular de 300 metros de profundidad será embarcado el lunes en una corbeta en Comodoro Rivadavia y próximamente llegaría a la zona de búsqueda otro vehículo de inspección subacuática ruso que alcanza los mil metros.
Asimismo, el 5 de diciembre arribaría un buque con “otro sumergible remoto que llega hasta los 6 mil metros” de profundidad, señaló Balbi.
El capitán aclaró que más allá del área específica de rastreo, el resto de la zona “sigue siendo patrullada para no descartar nada”.
Balbi indicó que en la última comunicación telefónica satelital que la Armada tuvo con el ARA San Juan, a las 7:30 hora local del 15 de noviembre, “lo informado por el comandante de unidad fue un ingreso de agua” cuando se realizaba “el snorkel porque (el submarino) estaba cargando baterías”.
El agua se dirigió por el sistema de ventilación a “una bandeja de conexión de las baterías de proa provocando un cortocircuito y un principio de incendio”, consistente en “humo sin llama” que, según se reportó, “fue subsanado”.
“Tuvieron que aislar eléctricamente las baterías y continuaron navegando en inmersión con otro circuito de batería, el de popa”, señaló.
Balbi no descartó que por efecto de lo reportado se hubiera producido una “implosión”.
La búsqueda se concentra en un área de 40 mil kilómetros cuadrados y con profundidades de 200 a 1.000 metros en torno a la zona en la cual la explosión fue detectada.
Dos aviones P8 Poseidón de la Armada estadounidense sobrevuelan la zona con sonares y radares capaces de advertir, por ejemplo, cambios en la temperatura del agua que indiquen la presencia del submarino.