El Océano representa el 99 por ciento del espacio vital de la Tierra. Proporciona medios de subsistencia y nutrición para más de 3 mil millones de personas y aporta tres trillones de dólares en la economía global cada año. Hoy el océano está en crisis.
La mayoría de las pesquerías del mundo han llegado al límite. El océano ha mitigado nuestros impactos sobre el clima, absorbiendo el 30 por ciento de nuestras emisiones de CO2 y el 90 por ciento del exceso de calor que hemos producido, pero el resultado es que estamos haciendo que el océano sea más cálido y ácido, indica un reporte de Jim Leape, codirector del Center for Ocean Solutions de la Universidad de Stanford para el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
En 2015 y 2016, las temperaturas globales récord impulsaron el blanqueamiento global en el 70 por ciento de los arrecifes de coral del mundo. El fertilizante que se escapa de nuestros campos agrícolas ha creado más de 400 zonas muertas en estuarios y aguas costeras.
Además, cada año arrojamos 8 millones de toneladas de plástico al océano; se estima que para 2050 habrá más plástico en el océano que peces.
En los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, los gobiernos han acordado una ambiciosa agenda global para enfrentar esta crisis. El ODS 14 establece un conjunto amplio de objetivos para una mejor administración de los recursos oceánicos, incluida una mejor gestión de las pesquerías, grandes y pequeñas; protección de recursos marinos clave; y desarrollo sostenible para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID). El éxito requerirá una acción audaz por parte de los gobiernos, las comunidades, las empresas y la sociedad civil. Aprovechar el poder de la Cuarta Revolución Industrial será esencial.
Las nuevas tecnologías pueden ayudar a los gobiernos a gestionar mejor sus pescas. Los drones pueden navegar por el océano durante un año a la vez, ofreciendo una solución rentable para evaluar las poblaciones de peces y patrullar las áreas remotas. La generación de informes en tiempo real permite una gestión dinámica de la pesca para reducir la captura incidental de especies protegidas. La tecnología de reconocimiento facial incluso se puede usar para automatizar el rastreo de las capturas, identificando cada pez cuando cae en el bote.
Las aplicaciones para teléfonos inteligentes pueden brindar información sobre el clima, las poblaciones de peces y los precios del mercado, y serían una plataforma para que los pescadores recopilen datos sobre dónde pescan y qué capturan, ayudándoles a lograr y demostrar la sostenibilidad, así como acceder a nuevos mercados.
A medida que los gobiernos redoblan sus esfuerzos para proteger áreas marinas críticas, la tecnología de la Cuarta Revolución Industrial (4IR) fortalece su capacidad para hacer que esas protecciones se mantengan. Los satélites ahora rastrean los transmisores del Sistema de Identificación Automática (AIS) que deben llevar todos los grandes barcos. Tres iniciativas ahora combinan datos AIS con otros conjuntos de datos y aprendizaje automático para monitorear la pesca y otras actividades. En 2015, por ejemplo, la nación insular del Pacífico de Kiribati usó Global Fishing Watch para atrapar un barco pesquero que opera ilegalmente en el Área Protegida de las Islas Fénix y cobrar una multa de 2 millones de dólares.
La historia de la tecnología en el océano es motivo de precaución. Con demasiada frecuencia, los avances tecnológicos -pequeños aparejos de pesca, perforaciones petrolíferas cada vez más profundas, agricultura industrial- han acelerado el agotamiento y la contaminación. Como la innovación permite una explotación aún más intensa, las debilidades del gobierno actual se ponen de relieve. Por lo tanto, el 4IR exige una fuerte acción tanto de los gobiernos que poseen los recursos como de los gobiernos cuyas empresas los explotarían.
El éxito requerirá un compromiso con la flexibilidad, para abrir regímenes de gestión arraigados que aprovechen las herramientas que ahora están disponibles, para la gestión dinámica de los recursos, una aplicación de la ley más eficaz y una mejor comprensión y control de los riesgos.
Lo que es más importante, aprovechar el poder del 4IR requerirá una apertura a la colaboración entre una amplia gama de actores, permitiendo a los pescadores y otros usuarios de recursos, ONG, empresas, comunidades y consumidores encontrar formas creativas de utilizar nuevas tecnologías para crear nuevas soluciones.
Con flexibilidad y todas las manos en la cubierta, el 4IR puede ser un recurso poderoso para lograr el ODS 14 y mantener los recursos oceánicos que son vitales para nuestro futuro.