El problema no fue de capacidad, sino de sensibilidad. El nuevo secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, ha sido alto funcionario en la PGR y Gobernación y secretario de Seguridad Pública y procurador en el Estado de México. En todo caso, las prisas por marcar su territorio condujeron a dos errores que afectaron la precaria estabilidad política:
1.- En su primera declaración formal –aunque de banqueta y no administrada–, Navarrete anunció el 22 de enero que “el Cártel Jalisco Nueva Generación es el objetivo prioritario del gobierno federal”. Casi tres semanas después, el CJNG aprovechó un error de seguridad de la PGR y secuestró a dos agentes de investigación criminal, los puso en un video y mandó un mensaje que sólo entienden en los ámbitos judiciales como declaración de guerra: “vengan por ellos”. El CJNG rebasó al Estado.
El problema no se localiza en fijar criterios de la nueva fase en la estrategia de seguridad, sino en operarlos mal. El anuncio público de que el gobierno federal iría contra el CJNG no hizo más que alertar a esa organización criminal y la ascendió en la escala del poder. El contexto no era favorable para un acto de amenaza de uso de la fuerza del Estado: la paralización del uso de las fuerzas armadas por las controversias contra la Ley de Seguridad Interior, la poca capacidad de la Policía Federal para enfrentar a un cártel con enorme estructura de poder criminal y ninguna acción de Gobernación para destrabar la LSI o para instrumentar acciones supletorias de corto plazo.
La amenaza de Navarrete y la respuesta del CJNG mostró lo que no quería evidenciarse: la debilidad del Estado. Si no se reactiva de alguna manera el uso de las fuerzas armadas, el CJNG habrá desplazado al Estado de espacios estratégicos, entre ellos el de la opinión pública pasmada por videos estilo talibán.
2.- Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya Cortés no sólo descubrieron agentes del CISEN en sus campañas, sino que con poco profesionalismo político –aspiran a presidir la república– se burlaron del suceso y le restaron legitimidad al organismo de inteligencia. La reacción de Gobernación fue retirar esa presencia, pero abandonando la plaza de las campañas para que ahora sí el crimen organizado ocupe esos espacios de poder. El CISEN, con todo, es el único aparato de información estratégica del Estado. El titular de Gobernación apareció en repliegue, sin definir que la estabilidad política del Estado no debe justificarse.
Los servicios de inteligencia y seguridad nacional son básicos en la estabilidad del Estado. En los EE.UU. acaban de aparecer todos los titulares de los servicios de inteligencia para definir sus áreas estratégicas por encima de las quejas sociales. En México, en cambio, el cambio de titular del CISEN llevó a un error de planteamiento de la seguridad estratégica electoral. La contradicción fue obvia: el CISEN fue exhibido por una mala organización de seguimiento de candidatos, mientras dos agentes de la PGR eran secuestrados por el CJNG. El nuevo titular del CISEN apareció el sábado en una muestra del poder político mexiquense, justo a las horas del secuestro de agentes de la PGR.
El nuevo equipo de Gobernación acumula evidencias de que el Estado vive una guerra estratégica de posiciones contra el crimen organizado.
Política para dummies: La política es la habilidad de hacer lo que haya que hacer, pero sin que se den cuenta los ciudadanos.
Sólo para sus ojos:
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En Morelos se construye una dinastía de poder: el gobernador perredista Graco Ramírez Garrido Abreu logró imponer a su hijastro Rodrigo Gayoso como candidato del PRD. Es decir, se prepara una elección estatal de Estado, ahora sí una sucesión al viejo estilo priísta, aunque el viejo PRI tuvo el rubor de evitar sucesiones familiares en las gubernaturas.
Ya con candidatos formales, comienza el segundo tercio con pocos espacios de movilidad de los aspirantes porque las leyes electorales tienen más prohibiciones que posibilidades de hacer política. Aunque otra vez el INE va a ser rebasado por su falta de autoridad política parta regular el proceso electoral.
Famosas últimas palabras. “A veces no tengo ni para pagar el taxi”; Andrés Manuel López Obrador, quien lleva haciendo multimillonarios gastos políticos de campaña desde el 2000 y sin justificar ingresos.