El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un fuerte defensor del derecho a portar armas, tenía previsto reunirse el miércoles con padres, estudiantes y profesores víctimas de violencia armada, incluidos algunos de los afectados por el tiroteo de la semana pasada en un colegio de Florida.
La reunión en la Casa Blanca se produce un día después de que el mandatario dijo que su gobierno adoptará medidas para prohibir los denominados “bump stocks”, un accesorio que permite que un rifle dispare cientos de rondas por minuto.
El presidente republicano, que fue apoyado por el grupo de presión de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) durante la campaña presidencial de 2016, estudia nuevas restricciones adicionales tras la muerte de 17 personas en un tiroteo en una escuela secundaria de Parkland, Florida.
“Cuando ocurren tragedias horribles como esta, todos quieren una respuesta rápida y simple, pero no hay una”, dijo el martes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
Un endurecimiento de las leyes de control de armas significaría un cambio de rumbo para Trump, que ha defendido los derechos de los portadores de armas. La NRA se opone a una prohibición total de los “bump stocks”, pero indicó que estaría abierta a aprobar restricciones para estos dispositivos.
El tiroteo de Florida ha reunido a estudiantes de todo el país para manifestarse en favor de un endurecimiento de las leyes sobre posesión de armas.
Presionado por la masacre del 14 de febrero, Trump pidió el martes al Departamento de Justicia que complete rápidamente una propuesta que trate a los “bump stocks” como ametralladoras, lo que podría acabar prohibiéndolas de forma efectiva en Estados Unidos.
Más tarde en la semana, Trump se reunirá con funcionarios locales y estatales y también tiene previsto tratar el asunto con los gobernadores.