De la ciencia ficción a los mares: este ‘robopez’ se da su primer chapuzón

Eres un pez en el océano y en tu camino te encuentras con un robot que iguala tu apariencia y nada a la par que los demás a tu alrededor.

De la ciencia ficción a los mares… Puedes llamarle SoFi -“Sophie”-, abreviatura de Soft Robotic Fish, presentada el miércoles pasado en Science Robotics, por científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts, Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial.

Los científicos explicaron cómo fue que se creó su robot con aletas, y cómo fue su primer recorrido en el océano a través de un arrecife de coral en la costa de Fiji.

Los peces robóticos como ella podrían ser esenciales para comprender y proteger la vida marina en peligro de extinción en un medio oceánico frágil, amenazado por la actividad humana y el cambio climático.

Este robot de medio metro imita a un pez real. Sophie puede nadar en el océano a velocidades de hasta la mitad de su cuerpo por segundo y a profundidades de hasta 60 pies (18.3 metros) debajo de la superficie. Ella tiene una batería que durará 45 minutos antes de que se apague.

El atípico robot marino es crucial para estudiar el océano. Los vehículos operados a distancia y los sumergibles pueden ser costosos de construir y operar. También pueden asustar a las criaturas marinas que se supone que estudian, y Sofi, sin alguna conexión que la delate, una hélice ruidosa o un cuerpo grande, rígido e incómodo, puede nadar entre las especies marinas sin molestar ni ahuyentar a los peces reales. Algunos incluso nadan junto con ella.

Elegante, sin ataduras y relativamente económica, SoFi puede proporcionar a los biólogos una visión a vista de pájaro de las interacciones de los animales en el cambio de los ecosistemas marinos.

Para este grupo de roboticistas de MIT, SoFi era un desafío de ingeniería y se convirtó en un sueño hecho realidad, combinando su amor por el buceo con su trabajo en robots blandos.

SoFi comenzó como una cola de silicona de nueve pulgadas que se movía con la ayuda de una bomba hidráulica.

“Me sorprendió lo bien que funcionaba, lo bien que podía hacer que esta cola se balanceara hacia adelante y hacia atrás o nadar hacia la izquierda y la derecha, como un tiburón o algún otro pez”, dijo Robert Katzschmann , un estudiante graduado del MIT que lideró el equipo. “Pero queríamos demostrar que esto no solo funcionaba en un banco de pruebas o una mesa”.

“Queríamos construir un pez”, dijo Katzschmann. “Y el pez no puede ser tan grande como un submarino, a menos que quisiéramos construir una ballena”.

Un par de años después, SoFi tenía un cuerpo y una cabeza con aletas equipados con una cámara, hidrófono bidireccional, batería, sensores ambientales, sistema operativo y sistema de comunicación que permitía a un buceador emitir comandos usando un controlador Super Nintendo trucado.

El mayor desafío fue diseñar el sistema de comunicación, dijo Katzschmann, porque normalmente se requiere de cableados. Las señales remotas comunces utilizadas para pilotes aviones aéreos no viajan por debajo del agua.

Pero las ondas de sonido sí.

El equipo del MIT construyó su propio idioma, enviando mensajes codificados en ondas de sonido agudas entre SoFi y el buceador. A diferentes bits de información se les asignaron sus propios tonos. Un sistema de procesamiento decodificó y transmitió los mensajes para decirle al buceador cosas como “SoFi está nadando hacia adelante” u ordenar que “gire a la izquierda, 20 grados”.

“Nuestro objetivo principal era hacer algo para los biólogos”, dijo Katzschmann, quien visualiza una red futura de SoFis con sensores para estudiar la dinámica de la educación o monitorear la contaminación a lo largo del tiempo.

Actualmente está trabajando en Inteligencia Artificial primitiva para que SoFi pueda usar su metraje para identificar y rastrear peces reales.

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