México se apoya más en ISR que en el IVA, a contracorriente de AL

México va a contracorriente, junto con Panamá y Paraguay, del resto de los países de América Latina, en donde el mayor aporte de ingresos tributarios es por Impuestos Sobre la Renta (ISR) y a las utilidades, que son más sensibles a la evasión que el Impuesto al Valor Agregado (IVA), según el informe Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2018.
Con un 29.3 por ciento de los ingresos tributarios totales, el IVA es la mayor fuente de ingresos en promedio en la región, seguido por los ingresos provenientes de los impuestos a la renta, utilidades y las ganancias (27.3 por ciento) y de otros impuestos sobre bienes y servicios (21.2 por ciento).
Sin embargo, en México la recaudación como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) fue de 17.2 por ciento en 2016, y el Impuesto sobre la Renta (ISR) y utilidades fue la mayor fuente de recaudación, una diferencia con el resto de países de América Latina.
México no grava los alimentos y las medicinas y numerosos productos lo que se traduce en una base tributaria estrecha. Estimados de la CEPAL en 2014 indican que las pérdidas tributarias de estas exenciones pueden ir desde el 1.1 por ciento hasta el 2.5 por ciento del PIB, según explica en el documento Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe, los desafíos de las políticas públicas en el marco de la Agenda 2030que publicó a la par del que hizo en conjunto con la OCDE.
La evasión fiscal es mucho mayor en el Impuesto sobre la Renta, que en el Impuesto al Valor Agregado, señala la CEPAL.
El problema a nivel América Latina arrojó que la evasión fiscal del IVA en América Latina en 2015 fue equivalente al 2.4 por ciento del PIB regional. En el caso del impago del ISR el porcentaje se elevó a 4.3 por ciento, lo que conjuntamente significó ese año un total aproximado de 340 mil millones de dólares.
De acuerdo con los cálculos realizados, el monto de los ingresos fiscales a los que se renuncia a nivel región rondaría el 0.5 por ciento del PIB, es decir, unos 31 mil millones de dólares anuales, lo que equivale a entre un 10 por ciento y un 15 por ciento de la recaudación efectiva del ISR corporativo.
“En el caso del ISR se ha observado un mayor nivel de incumplimiento, tanto entre las personas físicas como entre las sociedades”, expone el documento.
En casi toda la región el IVA se ha incrementado en las últimas dos décadas. Las reformas enfocadas en su generalización y fortalecimiento lo han llevado a ser el principal instrumento generador de recursos fiscales en América Latina, alcanzando un grado aceptable de maduración, a excepción de México, Panamá y Paraguay.
El informe de la CEPAL señala que el rechazo que generalmente enfrentan los gobiernos que pretenden elevar una proporción de ingresos por IVA descansa en el potencial efecto negativo sobre el crecimiento y el impacto regresivo que se le asocia.
No obstante, al primer fundamento, un estudio muy reciente muestra que el efecto de los cambios tributarios sobre el PIB depende de la tasa impositiva original.
Un aumento de dos puntos porcentuales en la tasa del IVA, que tendría un impacto recaudatorio significativo en todos los casos, podría no tener casi ningún efecto negativo en el PIB de los países que tienen tasas impositivas bajas, como Costa Rica, El Salvador, Guatemala y el Paraguay, y hasta sería levemente expansivo en Panamá, cuya alícuota actual es del 7 por ciento.
En cuanto al impacto distributivo, en la mayoría de los países se ha contemplado la existencia de tasas reducidas del impuesto en lo que respecta a los bienes de la canasta básica de consumo.
Si bien esta práctica está bastante generalizada incluso en los países desarrollados, los efectos distributivos sobre cada decil de la población de acuerdo a sus ingresos no siempre son los deseados. En muchos casos deberían revisarse las exenciones objetivas y subjetivas que reducen la base del impuesto.
“En todo caso, la mirada hacia el futuro en materia de IVA —y esto se aplica a todos los países de la región— debería concentrarse en introducir mecanismos que permitieran contener el impacto regresivo de este tributo, por ejemplo, a través de la compensación por medio de programas de transferencias condicionadas destinadas a los hogares de menores ingresos”, señala.

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