En el confuso y a menudo hipócrita lenguaje de la postmodernidad (donde florecen la “postverdad” y las “fake news”), si un grupo –o varios— de narco criminales agrede a una patrulla militar o naval, los agresores son “presuntos delincuentes, pero si en esos hechos un civil resulta muerto, los soldados o marinos son criminales sin juicio ni apelación sin apelación.
Para los delincuentes existe el beneficio de la presunción de inocencia. Para las fuerzas armadas sólo el perjuicio de la afirmación de culpabilidad sin recurso defensivo alguno.
El tribunal de los medios opera con la velocidad del rumor prejuiciado. Los marinos mataron a los niños, dice alguien (en relación con los hechos de Reynosa y el triple ataque contra la Marina), en cuya imaginación los infantes náuticos disfrutan con el cruel juego del tiro al blanco contra menores de edad.
Pero los cadáveres de los asaltantes en las emboscadas son los cuerpos de los presuntos delincuentes. Las bajas militares son simplemente muertos.
Por eso es interesante leer este comunicado de la Secretearía de Marina, en el cual se ofrecen datos sobre la responsabilidad verdadera de los marinos agredidos por los delincuentes en la triple emboscada del fin de semana pasado.
“…La Secretaría de Marina-Armada de México informa a la opinión pública que, en los acontecimientos suscitados en inmediaciones de Nuevo Laredo, Tamaulipas, bajo ninguna circunstancia fue excedido el uso de la fuerza por parte del personal de esta Institución.
“Y referente a diversas notas informativas publicadas en medios de comunicación y redes sociales, dónde se asegura que personal civil ajeno a los acontecimientos fue agredido desde un helicóptero de esta Institución y posteriormente negaron atención médica a la familia, esta Institución aclara lo siguiente:
“Los resultados preliminares de la investigación que desarrollan las autoridades competentes, indica que los impactos de bala que recibió el personal civil fueron a causa de fuego cruzado a nivel tierra y no desde el aire, asimismo el calibre de los impactos que presenta el vehículo no corresponden al armamento orgánico con el que cuentan las aeronaves de la Armada de México.
“El personal naval brindó en todo momento la atención médica necesaria en el área del incidente a personas que resultaron heridas, además se cuenta con información de que una persona civil de sexo masculino, que supuestamente había fallecido, recibe atención médica especializada en un hospital de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
“Cabe destacar que en este hecho el personal naval actuó en estricto apego a los procedimientos establecidos en el Manual del Uso de la Fuerza, de Aplicación Común a las Tres Fuerzas Armadas y respeto a los Derechos Humanos, anteponiendo en todo momento el compromiso que tiene con las familias mexicanas y en particular con las del Estado de Tamaulipas, para mantener la seguridad”.
La rumorología desatada en torno de este hecho no queda exenta del interés generado por las campañas políticas. Es obvio cómo, con el benéfico marco del análisis en la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la impugnada Ley de Seguridad Interior, estos sucesos se amplificarán con la lente de la conveniencia de los partidos, alguno de los cuales más parece empeñado en disimular la realidad de la delincuencia (o aprovecharla como ariete político) y no en buscar soluciones reales ante la inseguridad en el país, como si la zozobra nacional tuviera como origen la labor de las Fuerzas Armadas contra las hordas ilegales y no al revés, como suele decirse en estos días.
El lenguaje de la corrección política ya ha llegado hasta la redacción de los marinos. Vea esto:
“…Durante la tercera acción, personal naval de otra Base de Operaciones, al acudir para apoyar a los elementos navales que se encontraban heridos, de igual forma fueron agredidos por presuntos infractores de la ley. Resultado de este evento cuatro elementos navales lesionados y fallecieron en el lugar tres presuntos delincuentes”.
Mejor habría sido decir: fueron agredidos por sicarios y tres de esos criminales fueron abatidos. Por fortuna.
Pero la gritería habría sido insoportable: “los están criminalizando”, etc, etc.
RUMORES
La rumorología ya encontró otro punto de ataque: se suelta el gran borrego de parar todos los automóviles de la ciudad porque el “Hoy no circula” se extiende, porque el ozono y la mano del muerto.
Y deben salir los comisionados de la calidad del aire a decir, no es cierto, es falso; mienten quienes eso dicen, pero ya la cosecha del rumor ha dado sus frutos.
¡Ah!, pero seguimos descreyendo de los poderes maléficos y desestabilizadores de las redes sociales puestas al servicio de quien mejor maneje “bots” y “trolls” para sembrar percepciones en una opinión pública siempre dispuesta