Chris Barton trabajó con su equipo contra corriente durante casi una década, entre 1999 y 2008, para crear una aplicación que reconociera cualquier canción.
La frase favorita y principal lección de este emprendedor es del economista inglés Walter Bagehot: “El mayor placer en la vida es hacer lo que la gente dice que no puedes hacer”.
Él lo hizo. Dieciocho años después de iniciar con un proyecto ‘descabellado’ para su tiempo, en 2017, logró venderle Shazam a Apple por 400 millones de dólares, de acuerdo con estimaciones de expertos.
“Un día pensé: ¿qué pasaría si pudiéramos identificar una canción con tecnología? Pero el principal reto es que no había tecnología para reconocer la música por dos problemas: el ruido y la escala”, recordó Barton durante una conferencia en la feria tecnológica CeBIT, que se realiza en Hannover, Alemania.
“Hablé con profesores de ciencias de la computación, especializados en procesamiento de señales digitalizadas de Stanford, MIT, Berkley y dijeron que se podía identificar música en ambientes limpios de ruido, pero no en lugares ruidosos”, detalló.
En 1999, Barton literalmente llevaba en una hoja de papel una lista de sus canciones favoritas.
Hoy parece fácil pensar en desarrollar este negocio, con el boom de smartphones y las tiendas de aplicaciones, pero cuando Barton arrancó el proyecto no había teléfonos inteligentes, ni iPods ni ningún marketplace en el que pudiera monetizar su idea. El celular más popular de ese tiempo era el Nokia 3310.
Su primera decisión fue incluir entre los cofundadores a un experto para que lograra resolver los problemas técnicos, Avery Wang.
El nuevo miembro del equipo identificó más problemas: la baja calidad de las bocinas, la velocidad y variación de la música, poder elegir cualquier parte de una canción, así como falsos positivos.
Wang estaba de acuerdo con todos los expertos: crear Shazam era imposible.
Un día, finalmente llegó a una solución que consistía en elegir los picos de energía del sonido y compararlos con las muestras que habían creado de la música original.
Resuelto el obstáculo técnico, encontraron otro: no existía una base de datos de canciones. Así que Barton y los cofundadores de Shazam lo resolvieron con un grupo de entre 20 y 30 estudiantes que tardaron un año en crear un software para generar una base con alrededor de 15 mil CD, con un total de 200 mil canciones.
“Todo lo construimos de la nada, no había nube, ni aplicaciones ni App Store”, destacó.
En 2002, llegó el gran momento. El equipo de cuatro socios lanzó el servicio, pero se enfrentó con un nuevo problema: nadie lo usaba y sus fondos de 7.5 millones de dólares de inversionistas se agotaban.
En ese entonces, los clientes recibían en un mensaje de texto el resultado de la canción que buscaban.
“No teníamos ingresos significativos, ni clientes, realizamos despidos. Pasamos un periodo, entre 2002 y 2008, apenas sobreviviendo”, señaló Barton.
Su salvación fue la creación de la App Store y de Google Play.
En un breve periodo, Shazam alcanzó un millón de descargas y se colocó en el top de aplicaciones de la App Store.
“De pronto, con la App Store y la tienda de Android y todo el mundo comprando smartphones nos convertimos en una de las apps más populares”, comentó.
Cada mes, Shazam tiene 20 millones de usuarios activos y más de 30 millones de canciones.
“Llegamos ahí con persistencia. Nadie sabe qué va a tener éxito y qué va a fracasar”, aseguró.