¿Qué pasa cuando una mujer se enamora de otra mujer? ¿Qué sucede cuando la religión de ambas dicta que eso está prohibido?
Al norte de Londres, a seis estaciones de metro de Camden Town, hay un suburbio llamado Hendon, conocido por ser el mayor asentamiento de judíos ortodoxos y la zona con mayor crecimiento poblacional de la capital inglesa.
Ahí, ha fallecido el Rav Krushka, líder espiritual de la comunidad, por lo que se hace necesario avisar de su fallecimiento a su única hija, Ronit, una fotógrafa que vive en Nueva York exilidada por haber roto una de las más sagradas reglas de su religión; al llegar Hendon para el funeral, Ronit se encontrará con Esti, la esposa del rabino Dovid y la causa de su alejamiento de la comunidad. Ese regreso reencenderá las llamas de la pasión que se creían ya apagadas. Esa es la historia que plantea Desobediencia, (Disobedience), las más reciente cinta del chileno Sebastián Lelio.
Este filme, basado en el libro homónimo de Naomi Alderman (2006), es el más reciente de una trilogía en la que Lelio se ha dado a la tarea de explorar la visión femenina desde diferentes trincheras; Gloria, de 2013, analiza la vida de una mujer a punto de entrar a la tercera edad; Una mujer fantástica (2017) plasma el viacrucis de Marina, una chica transgénero y este último el amor prohibido de dos mujeres que viven bajo el peso de su religión.
Ronit (Rachel Weisz) y Esti (Rachel McAdams) son las dos caras de una misma moneda; aunque Ronit es fotógrafa,vive con desenfado y tiene sexo con hombres en el baño, y Esti usa peluca, enseña literatura en una escuela para niñas judías y se ve forzada a casarse con Dovid para curarse de lo que muchos piensan es una “enfermedad”, ninguna de las dos puede huir del todo de la tradición y las reglas de su religión.
Desobediencia, más que una historia de amor, es un relato de redención; mientras Esti, encarnada por una apacible y metódica Rachel McAdams, busca volver a ser ella misma a través del amor acumulado hacia Ronit, ésta, interpretada por una fuerza de la naturaleza llamada Rachel Weisz, busca ser perdonada por esa figura paterna que la rechazó pero que también la amó.
El filme, que se une a otros de temática lesbiana como Carol (2015) y Flores raras(2013) tal vez no genere el mismo impacto de cintas como Call me by your name, pero se agradece que Lelio aporte una visión que muchas veces puede pasar desapercibida para el resto de la sociedad.
Aunque el final pudiera resultar agridulce y no el que muchos hubiéramos deseado, Desobediencia reflexiona que a veces el amor está hecho no sólo para anhelar, sino también para cuestionar, confrontar, y a la postre, liberar. Con un mensaje así, Lelio hace que todo el sufrimiento de Ronit y Esti valga la pena.