El futbol y la ingeniería civil tienen mucho en común para Natalia Gómez-Junco; en ambas disciplinas se requiere de inteligencia y creatividad para consumar las ideas.
A sus 25 años, esta mexicana es seleccionada nacional desde 2010, ingeniera civil por la Lousiana State University y nueva jugadora del Málaga, club con el que jugará durante una temporada.
No es casualidad que su futbolista favorito sea Andrea Pirlo, el gran arquitecto de la cancha, de quien aprendió que un gol siempre comienza como una idea. Como el italiano, Natalia practica la ingeniería del mediocampo con paciencia e intelecto. El edifico y el gol, asegura, comparten una misma esencia: ambos son pensamientos consumados.
En entrevista con El Financiero, Gómez-Junco admite que ser mujer y futbolista no es tarea fácil. Menos en México, donde la Liga femenil lleva apenas un año de existencia. Desde un inicio, cuando tenía sólo 4 años, tuvo que adaptarse para jugar con hombres. En los años 90 era difícil encontrar equipos femeniles. Jugó con niños hasta que cumplió 14.
Aunque reconoce los grandes avances en equidad de género que ha habido en el deporte a nivel internacional, asegura que el futbol sigue siendo una actividad colmada de estereotipos. No le agrada utilizar la palabra “machismo”; prefiere llamarlo “desinformación”.
Nunca faltó, dice, el entrenador que subestimó sus capacidades físicas: “Venga, Natalia, si tú no puedes hacer 10 repeticiones, pues haz 6, no pasa nada”. Ella siempre respondía lo mismo: “No, a mí trátame como a un niño más”.
Su vida académica siempre ha ido de la mano de su pasión por el futbol. Durante la preparatoria y la universidad tuvo que sacrificar fiestas y reuniones con los amigos para ser alumna responsable y futbolista competitiva. En la Lousiana State University jugó en la división femenil de los Tigers; antes había estado en el equipo de la Universidad de Memphis.
“Cuando acabé la carrera no supe qué hacer. Me apasiona mi carrera: los trazos, los diseños. Pero sabía que el futbol no me iba a esperar. Me dije: ‘Es ahora o nunca’”, recuerda.
Su periodo en Estados Unidos fue una ventana hacia el mundo. En 2016, su estilo de juego llamó la atención en Islandia. El Por Akureyri la buscó, le propuso un contrato por dos temporadas y ella aceptó. Sus resultados fueron inmediatos: al siguiente año su club se coronó campeón de la Liga. “Se me hizo raro. En Islandia el futbol es mucho más físico y yo soy bastante técnica”, admite.
En tierras vikingas se dio cuenta que el futbol femenil se toma en serio. No pudo concebir que un país más chico que el estado de Durango pusiera mayor atención al balompié femenil que su país natal.
¿Cómo vender el futbol femenil?
“La Liga mexicana es un gran logro, pero aún estamos lejos de la infraestructura y de los apoyos económicos que existen en países como España o Islandia. Necesitamos más preparadores físicos, entrenadores y mucho personal para tener una buena Liga. No sólo se trata de conseguir buenos salarios. Estos jamás llegarán si el futbol no es rentable. Lo que hace falta es creatividad y paciencia para que el negocio sea redituable”, afirma.
Asegura que México tiene todo para tener un torneo femenil competitivo: afición, Liga y jugadoras por montón. En mayo pasado, la final de la Liga MX Femenil entre Rayadas de Monterrey y Tigres de la UANL, que se disputó en el Estadio BBVA, registró una asistencia de 51 mil personas, un récord que nunca antes se había logrado en ningún país del mundo.
“Debemos fomentar círculos virtuosos: patrocinadores dispuestos a apoyar, clubes con iniciativa, jugadoras con ganas de salir adelante y afición con ganas de disfrutar el futbol. Lo que pasa es que no se ha sabido vender el futbol femenil. Los inversionistas deben entender que no es futbol masculino. Se debe promover y vender de manera distinta. Su concepción y promoción es diferente en términos de mercadotecnia. El futbol femenil es un vehículo para la igualdad de género y podemos hallar muchas maneras de explotarlo así”, observa.
Afirma que la Liga femenil tiene tres ventanas de oportunidad: se puede promover a través de iniciativas sociales, se puede difundir como un deporte de ambiente más familiar y se puede vender como un espectáculo de goles fuera de serie.
“En el fútbol masculino ya hay muchos intereses de por medio. El femenil, en ese sentido, es más puro. Necesitamos paciencia, porque los resultados no serán inmediatos, sino a largo plazo”, concluye.