Dos piedras medievales robadas en España aparecen en un jardín inglés

REDACCIÓN

Arthur Brand, un holandés experto en arte entregó el lunes a España dos piedras esculpidas, de un valor “inestimable”, que fueron robadas hace quince años de una iglesia española, tras haberlas hallado en el jardín de un aristócrata inglés.

Brand, apodado el “Indiana Jones del mundo del arte” por sus dotes de investigador, declaró haber entregado los grabados a la embajada de España en Londres en una ceremonia privada.

Las dos obras de arte, una de las cuales representa a Juan el apóstol, fueron hurtadas en 2004 por unos ladrones de arte en la ermita de Santa María de Lara, en la provincia de Burgos, al norte de España. Salieron a la luz finalmente a finales del año pasado, recubiertas de barro y hojas, en el jardín de una familia aristocrática, al norte de Londres.

“Pueden imaginar cuánto se sorprendieron al saber que la decoración de su jardín era, de hecho, obras de arte religioso españolas robadas y de un valor inestimable; encontrarlas en un jardín tras ocho años de búsqueda es simplemente increíble”, declaró Brand.

El holandés iba tras la pista de las dos piedras esculpidas desde 2010. Ese año, un informador británico, que en su momento deseó guardar el anonimato, le indicó que “algo extraño” había aparecido en Londres. El hombre murió poco tiempo después.

Varios años de búsqueda más tarde, Brand descubrió que las piedras habían sido transportadas a Londres por un marchante de arte francés y puestas a la venta como decoración de jardín, y así evitar cualquier sospecha, por más de 55 mil euros cada una.

En España, las obras restituidas podrían constituir una prueba “esencial” para arrojar luz al debate acerca de la edad exacta de la iglesia en la que se robaron los ornamentos, declaró David Addison, investigador en la Universidad de Oxford.

El edificio data de la era de los visigodos, pero algunos expertos creen que se trata de un edificio del siglo VII, mientras que otros lo sitúan en el siglo X o en el XI, indicó Addison.

La ermita, que se compone simplemente de cuatro paredes de piedra y que no cuenta con campanario, fue utilizada durante mucho tiempo por los agricultores como corral para su ganado, antes de ser “redescubierta” en 1921 por un cura local y declarada monumento nacional en 1929.

-M-

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