Visitantes descubren las luces y sombras de Paris la nuit en el Museo del Palacio de Bellas Artes

REDACCIÓN CULTURA

Conocer las diferentes manifestaciones artísticas producidas en otros países es una realidad con que cuenta cada mexicano al ingresar a los museos de la Secretaría de Cultura y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y ejercer su derecho a la cultura.

El Museo del Palacio de Bellas Artes presenta una exposición que sin duda dejará huellas en los aficionados y artistas de la lente con las piezas del fotógrafo húngaro Gyula Halász.

Conocido como Brassaï o El ojo de París -sobrenombre que le adjudicó el escritor Henry Miller-, Gyula llegó a París en 1924, una ciudad que conquistó y develó a través de la fotografía, tanto de día como de noche, capturando su arquitectura y a sus usuarios, sus sombras y sus luces. Esto es lo que muestra Brassaï. El ojo de París, que actualmente exhibe el recinto del INBAL.

Si bien, el recorrido está dividido en 12 secciones, las cuales ofrecen una retrospectiva de la producción del artista, una de las que más asombra es París de noche (Paris la nuit), sección que, ambientada de manera más íntima, muestra la “ciudad de las luces” que capturó el fotógrafo durante sus recorridos nocturnos, a través de sus espacios, su gente y cotidianidad.

Significativamente esta parte inicia con una imagen del húngaro parado frente a la cámara, la cual está sobre un tripié. Él mira a través del ocular, sosteniendo un cigarrillo entre los labios. Lleva sombrero, abrigo largo y el bolso de su cámara le cuelga del hombro. Se titula En el Boulevard Saint-Jacques, 1930-1932.

Lo que sigue es ese París que intentó develar, como lo hace con sus famosos Adoquines parisinos, bañados de oscura humedad, para continuar con los protagonistas de aquella ciudad como en Cargadores de carne (Les Halles), una foto en la que el mismo artista aparece en medio de la imagen y junto a un hombre que sostiene una enorme barra de carne.

La arquitectura también es protagonista

Los protagonistas de la vida cotidiana también aparecen en obras como Los limpiadores de pozos y el Relojero del Pasaje Dauphine. La arquitectura parisina se vuelve protagonista en piezas donde las calles, rejas, estatuas, fragmentos de edificios, faros, están al centro de la composición, iluminados por la luz artificial, bañados por la neblina o escondidos entre las sombras.

Entre estas imágenes está Una de mis primeras fotos nocturnas de 1929, así como Jardines de Luxemburgo, la Estatua del mariscal Ney con niebla o Avenue l’Observatoire con niebla, o las icónicas imágenes Vista a través del Pont Royal hacia el Point Solferino y Paisaje invernal con el Point Neuf.

La exposición trae consigo otras sorpresas, como los dos dibujos y la escultura del artista, las cuales están dentro de la sección Cuerpo de mujer, que contextualiza la temporada en que Brassaï trabajó para Picasso, quien, además, elogió su trazó. O los retratos que tomó a intelectuales y artistas como Henry Miller, Oskar Kokoschka, Léon-Paul Fargue, Jean Genet, Pierre Reverdy, Anaïs Nin, Eugène Ionesco, Henri Matisse, Alberto Giacometti o Salvador Dalí.

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