Redacción
A pesar de que manifestantes de la UNTA (Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas) ocupan la explanada frente al Palacio de Bellas Artes, el público hace filas a un costado del recinto histórico para acceder por la puerta lateral a la exposición “Emiliano. Zapata después de Zapata” que este domingo cierra a las 18:00 horas.
Los cientos de espectadores han podido ingresar y pasar a las otras exposiciones y al concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional, pero todos han tenido que entrar por la puerta que da a Eje Central.
Desde primera hora hubo filas para ver la muestra. Muchos de estos visitantes
llegaron interesados en ver en particular la obra de Fabián Cháirez, “Revolución”, que causó polémica
por la representación de un personaje desnudo, con tacones y con rasgos
similares a los del general revolucionario.
Algunos de los presentes llegaron a Bellas Artes porque era el último día y otros porque en sus escuelas les dejaron como tarea ver la exhibición que incluye alrededor de 135 obras entre pinturas, fotografías, esculturas, cine, video, documentos, objetos e instalaciones, y que fue curada por Luis Vargas Santiago.
“¿Es o no es Zapata?” Esta es una pregunta que queda abierta para los visitantes que observan la pintura de Cháirez, entre éstos estudiantes de Ayala, Morelos, que vinieron en dos autobuses a ver la muestra.
Afuera del recinto, integrantes de la UNTA continúan con la exposición de dibujos, fotos, pinturas así como la interpretación musical de corridos y canciones en torno de la Revolución Mexicana, y con mensajes que reclaman por el contenido de la pintura de Cháirez.
Hasta ayer, más de 127 mil personas han acudido a la exposición; ayer sábado, hubo alrededor de mil visitantes, pero el recinto fue cerrado durante más de cuatro horas después de que personas de la UNTA se instalaron a la entrada. Este grupo, proveniente de varios estados, levantó casas de campaña y se mantuvo toda la noche. A medio día de este domingo, allí se encuentran todavía alrededor de 300 personas haciendo “guardia”.
Los trabajadores del campo aprovecharon la ocasión para colocar algunos puestos de manera “espontánea” para vender algunos de sus productos o artesanías que realizan. También utilizaron este tiempo para armar algunas asambleas de su gremio y así tocar temas sobre su situación, política y económica.
