El salvamento de Trump y el atajo de AMLO

• EU asumió los 350 mil barriles de petróleo que México no quiso poner en el acuerdo de la OPEP.

El salvamento de Trump a México para tratar de preservar un acuerdo en la OPEP confirma su alianza estratégica con López Obrador, que sus seguidores prefieren ignorar cuando implica deponer sus banderas ideológicas para seguir la comparsa. Pero un mandatario con olfato político como el mexicano supo temprano que el apoyo de la Casa Blanca es un componente central para la estabilidad de su gobierno, independientemente de desplantes soberanistas y feelings antinorteamericanos. Además, con Trump ha encontrado atajos para abreviar el camino de problemas internos y crédito internacional, aunque el procedimiento y el medio rápido suele ser turbio y la rendición de cuentas escasa.

Una posición invariable de López Obrador ha sido no confrontar con Trump y resistir sus ataques e insultos al país para no afectar su “gran relación” con el duro negociador. Como en esgrima, el atajo es la treta para herir al adversario por el camino más corto, esquivando la defensa, aunque en su caso más bien funciona como mecanismo para protegerse del desacuerdo interno sobre su proyecto de cambios políticos. Así operó en la negativa de México a aceptar el porcentaje de recorte de la producción petrolera que supondría el punto final de su promesa de rescate de Pemex. Y también por el camino más corto, de la mano de la opacidad de un acuerdo político del que se desconoce lo negociado. ¿Quién adivinaría que Trump sería su valedor? ¿Qué sucederá si pierde la reelección y los desdeñados demócratas por México vuelven a la Casa Blanca?

Estados Unidos asumió con una baja de su producción los 350,000 barriles de petróleo que México no quiso poner en el acuerdo para estabilizar el mercado mundial y la ayuda deberá ser “compensada en algún momento en el futuro”, explicó Trump. En una alocución recordó momentos cruciales de la colaboración, como el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera para frenar la migración, y de facto convertirnos en tercer país seguro. Los servicios de México para detener las caravanas de migrantes centroamericanos y aceptar el regreso de miles de indocumentados en medio de la pandemia le ha servido a Trump para propagar entre sus bases que cumplió la promesa de campaña de obligar al vecino a pagar por el muro.

La oposición y líderes empresariales mexicanos saben que detrás de esa “gran amistad” hay temas cruciales de la agenda de Trump, como la migración o asegurar cadenas productivas de su socio en el T-MEC, pero poco pueden reclamar del “salvamento” petrolero más que transparencia sin querer denunciar la crisis de los refugios de migrantes que deriva de la colaboración bilateral. Nadie cree en las explicaciones de Rocío Nahle sobre la ayuda como la colaboración política natural entre dos países, entre otras, porque, al igual que López Obrador, se prefiere no confrontar en temas de los que tampoco se responsabiliza, como la crisis humanitaria de migrantes. Ante ello, igual que López Obrador, prefieren nadar de muertito.

México, en efecto, queda en deuda con EU por el salvamento petrolero, mientras el Presidente logra impedir que el recorte lo obligue a cambiar su política energética, aunque comienza a abrir la puerta a las energías renovables con nuevas rondas. Esto a pesar de que en su Informe Trimestral anunció que reenviaría 400,000 barriles a refinación, con lo que, en principio, creyó que podría cubrir la cuota de mercado solicitada para México. No es fácil dar gato por liebre en el mercado petrolero mundial cuando el acuerdo pasa por no dejar ventajas competitivas a ningún productor para estabilizar el mercado, aunque se tengan coberturas para asegurar un precio alto como tiene México.

Por eso el atajo que ofrece Trump implicó, hasta el último momento, el riesgo de caer del acuerdo porque en la OPEP piensan que sienta un mal precedente. Y no es que México estuviera desconectado de las reglas del funcionamiento de la economía mundial, sino que, como en otros asuntos internacionales, ha creído que el respaldo político de la Casa Blanca es suficiente para sacar ventaja. Pese a la victoria pírrica de aferrarse a su producción, se equivocó en el mayor recorte en la historia de la producción de crudo.

Noticias

Síguenos en redes