Renuevan Biblioteca de México

Redacción

La revista cultural Biblioteca de México entró hace unos meses a una nueva época; sin embargo, primero por cuestiones presupuestales, y luego, por la emergencia sanitaria del Covid-19, sólo han podido editar dos números en el nuevo formato y con la nueva propuesta que la guía: “que se convierta en un escaparate de los contenidos que resguardan los objetos en este edificio”, tal como lo afirma José Mariano Leyva, director de la Biblioteca de México.

En camino a cumplir 30 años de su lanzamiento —el primer número apareció en febrero de 1991— esta revista que fundó Jaime García Terrés y en la que han colaborado grandes creadores y autores como Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Eduardo Lizalde, Juan Villoro, Sergio González Rodríguez, Guillermo Sheridan y Miguel Capistrán, entre varios otros, se reinventó y ha cambiado su formato, se imprime ahora en formato más pequeño, tendrá una periodicidad trimestral —aunque no lo ha logrado— y vuelve su mirada a los tesoros bibliográficos y hemerográficos que resguarda.PUBLICIDAD

“La naturaleza de Biblioteca de México, y que tratamos de mantener, es que es una buena mezcla entre una revista académica y una revista de difusión. Normalmente las revistas académicas no suelen llegar al grueso de la gente, incluso los estudios académicos muchas veces tardan años, los de humanidades incluso, en el caso de Biblioteca de México queremos que se vuelva una especie de escaparate de todos los acervos que tenemos en la Biblioteca de México, esa es su naturaleza”, asegura Leyva.

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En su nueva época buscan imprimirle un enfoque que responda a los tiempos desde la mirada centrada en los acervos que resguardan, “en los últimos dos años, la revista estaba un poco anquilosada, desde el formato mismo; ahora intentamos acercarnos a temas nuevos, revisando los tesoros que hay en los distintos fondos pero desde una mirada joven”, afirma José Mariano Leyva.

El abordaje responde a la idea de que cualquier tema que trabajen, por más contemporáneo que sea, tiene un eco en el pasado. Desde esa mirada han editado dos números “Nervo, a examen” que recoge incluso un breve texto inédito de Carlos Monsiváis sobre el poeta nayarita, así como lecturas contemporáneas sobre el autor de La amada inmóvil, de Juan Domingo Argüelles y Miguel Morales; y “Escritores norteamericanos” donde hay una revisita a autores como Stevenson, Melville y Mailer.

“Por ejemplo, el siguiente número es sobre feminismo y escritura, cuando nos metimos a revisar las bibliotecas encontramos unos álbumes de señoritas mexicanas del siglo XIX que tienen mucho que decir, son materiales para el presente, de eso se trata”, afirma Leyva.

El número tres de la nueva época está completamente listo pero no ha podido ser impreso por razones de la actual crisis sanitaria. “Estábamos a punto de sacar el de Mujeres escritoras y lectoras cuando justo entramos en la pandemia. Ya luego, el ritmo de las publicaciones se irá definiendo conforme los tiempos del regreso. Una vez de regreso nos tocará agendar eventos, publicaciones, etcétera, a partir de las medidas que la Secretaría de Salud nos vaya indicando”.
Además del número sobre mujeres preparan uno dedicado a Historia y literatura y otro más sobre Literatura infantil en los últimos 200 años. “Tengo muchas ganas de esos números, encontramos un semanario poco conocido para niños del siglo XIX que es una joya”, asegura. 

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Nueva óptica

La reciente propuesta editorial que está en manos de José Antonio Montero y Geney Beltrán Félix, apostará por las miradas contemporáneas y las plumas jóvenes. Han contratado al caricaturista Jorge Flores Oliver “Blumpi”, “queremos que la caricatura también entre dentro de los nuevos números, la idea es que sí haya creadores, vamos a buscar sobre todo creadores jóvenes”, afirma Leyva.
El interés de los editores es incluir caricatura en cada número, pero también que haya en la revista una investigación sobre caricatura que estará a cargo del propio Jorge Flores, al que se sumarán otros caricaturistas en calidad de curadores, “va siendo hora que esta revista que hace un buen equilibrio entre la academia y la difusión utilice la caricatura como un buen medio”.

Su meta es sumar a colaboradores jóvenes, “tratamos de cubrir distintos flancos en la medida que cada vez hay menos plataformas donde puedan publicar, un poco las reglas del juego que les ponemos son muy claras: vénganse a la Biblioteca, revisen qué cosas hay, hablen de nuestro acervo, esa es la naturaleza de la revista, pero escríbanlo desde su propia pluma, y entonces de alguna manera vamos a intentar combinar los acervos que inevitablemente son históricos aunque sean bibliográficos y las nuevas plumas”.

Leyva asegura que en la Biblioteca de México José Vasconcelos, de La Ciudadela, que él dirige, tienen material para hacer mil o dos mil números, pues no sólo está el acervo propio de la Biblioteca sino los acervos personales de José Luis Martínez, Antonio Castro Leal, Alí Chumacero, Jaime García Terrés y Carlos Monsiváis; sin contar aún completamente con la consulta abierta a los acervos de Abraham Zabludovsky y Julieta Campos.

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“Si agarras la sección de José Luis Martínez puedes hacer 50 números de la revista, lo que estamos haciendo, y es lo que le pedí tanto a editores como escritores, es que se metan en los archivos; nosotros nos metemos en los archivos y por eso en la parte final de la revista está la zona de Miscelánea que nos da materiales como “Antecedentes de la historieta en México” y otras tantos ejemplos de todo esto que tenemos aquí”, afirma Leyva.

La idea es que los lectores reciban la revista la lean, vean los materiales y acudan a la Biblioteca de México. “Por eso es que también la hicimos gratuita, la idea no es abaratarla, no es decir que el trabajo que hacemos es insignificante y no hay que pagarlo, todo lo contrario, lo que queremos es que llegue a los mayores puntos posibles”.

Para adentrarse en los archivos se apoyan totalmente en los bibliotecarios de la Biblioteca de México, para lo cual es invaluable el trabajo de Javier Castrejón, quien coordina todas las bibliotecas personales; él ha llegado a conocer tan bien los acervos que cuando le plantean los temas que abordarán en la revista, él les acerca libros que son joyas, inéditos y curiosidades.

“Al final de cuentas Biblioteca de México quiere ser un escaparate de todo lo que tenemos aquí adentro, sin perder la esencia; lo que intentamos hacer es una especie de catálogo de la Biblioteca. Si estos números pueden sobrevivir diez años vamos a tener un acervo sensacional que alguien puede consultar y si hay un índice temático será una maravilla”, asegura Leyva de esta revista que pretende ser trimestral y gratuita y distribuirse en centros universitarios, pero es algo que aún han logrado porque sólo han editado dos números con tirajes inferiores a los mil ejemplares.

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