“Lo que más costará será recuperar la tranquilidad”, director comercial del hotel Liabeny

Redacción

Hace apenas tres meses el Hotel Liabeny ofrecía su estampa habitual, con huéspedes registrándose en la recepción o conversando animadamente en la cafetería, mientras grupos de turistas se organizaban en el hall para sacar el máximo provecho de su visita a la capital española.

Sin embargo, la llegada del coronavirus y la proclamación del estado de alarma que obligó a cerrar los hoteles ibéricos, han hecho que el Liabeny, referencia desde hace décadas para muchos de los mexicanos que viajan a España, luzca ahora como un edificio fantasmal.

Sin huéspedes que atender, los únicos inquilinos del hotel son los integrantes del personal de seguridad que recorren una y otra vez las instalaciones para evitar intrusiones y comprobar que todo está en orden.

“Estamos cerrados a cal y canto desde marzo, por primera vez en 53 años. Es una situación muy triste tener el hotel desangelado, cuando antes acogíamos a tantísima gente. Me produce una sensación muy rara”, señala a Miguel Bonet, director comercial del Liabeny.

Al hotel acuden muchos clientes habituales, que incluso en estos tiempos difíciles llaman por teléfono para saber si ya abrió sus puertas o interesarse por la situación de los trabajadores a los que conocen personalmente.

“Muchos de los clientes son mexicanos y puertorriqueños. Es un hotel muy familiar, especial en este sentido, ya que vinieron a alojarse primero los abuelos, luego los hijos y en algunos casos también los nietos”, agrega el directivo.

Las expectativas a corto plazo no son buenas. Se prevé que la ocupación inicial se quede muy lejos del 20 por ciento, lo que impedirá rescatar por el momento a buena parte de la plantilla de más de 80 personas que en su mayoría están sometidas al Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). El regreso de los empleados es inviable, mientras el Liabeny se mantenga bajo mínimos.

hoteleros_covid__0.jpg


Miguel Bonet, director comercial del hotel Liabeny.

El hotel depende en gran medida del turismo internacional, entre un 60 y un 65% según la época, lo que supone un problema añadido ya que países como México están sufriendo también la pandemia, lo que limita considerablemente los viajes al exterior.

“Queremos seguir manteniendo nuestra idiosincrasia. Tenemos un alto porcentaje de clientes directos y siempre guardamos entre un 10 y un 15% de habitaciones para responder a sus necesidades de última hora”.

En el mes de julio, el hotel madrileño tiene previsto reiniciar sus actividades.

“Va a haber cambios mientras perdure esta situación. En principio los desayunos bufé no se van a poder ofrecer, por lo que estamos viendo la posibilidad de darlos en las habitaciones en unos packs especiales, para que el cliente se sienta más seguro. También habrá un aforo reducido en las zonas comunes”, asegura.

El director comercial reconoce que el desafío más complicado será regresar a un escenario en el que el turista vuelva a planear sus viajes con naturalidad.

“Lo que más nos va a costar será recuperar la tranquilidad perdida, que el turista se sienta seguro para poder viajar de nuevo. Sabemos que al cliente mexicano y puertorriqueño le gusta España, pero cuando venga querrá tener restaurantes, museos, futbol… en fin, todo aquello que le puede interesar y que ahora no funciona, o lo está haciendo de manera muy parcial”.

A mediados de septiembre, el hotel madrileño podría comenzar a tener niveles de ocupación aceptables.
“Es un mes potente, pero todo va a depender de cómo evolucione la pandemia, tanto en España como a nivel internacional”, concluye.

Madrid es una de las comunidades autónomas que más tarde se reincorporarán a la nueva normalidad, ya que fue uno de los grandes focos de contagio del Covid-19.  El sector turístico de Madrid emplea a cerca de 400 mil personas y representa el 7% del PIB regional.

Noticias

Síguenos en redes