Postales de la pandemia, cuarta entrega

Redacción

Con un mapa teñido de rojo, con la excepción de Zacatecas, fue como México recibió la nueva normalidad este lunes, aunque el final de la Jornada Nacional de Sana Distancia se vio retratado con las distintas realidades del país.

A más de 90 días de la pandemia, los fotógrafos encuentran la dificultad para encontrar imágenes diferentes, aunque las instantáneas de muestran que México aún padece los estragos del Covid-19.

Ante nueva normalidad, oran a los pies de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac

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El fotógrafo Valente Rosas recibió la orden de abordar este nuevo periodo. Debía ir a algún lugar en el que hubiera mucha gente, por lo que tras hablar con un compañero pensó en la Basílica de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac.

Llevaba tiempo y sacó su cámara, empezó a disparar hasta que le comentaron que había que pedir permiso. Encontró fue poca gente y el templo cerrado, aunque se podía acceder al pasillo frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe.

 “Adentro pude hacer una foto cuando la gente está caminando frente a la imagen de la Virgen. Voltee, vi que venía esa gente y dejé que caminaran para que saliera más limpia la imagen. Fue de la forma que hice esa imagen”, recuerda sobre la instantánea que tomó en el lugar en lo que llegaba personal de comunicación.

Cuando ya iba hacia afuera del recinto mariano una vez más encontró una imagen que llamó su atención, pues se trataba de una familia que portaba las imágenes de la guadalupana.

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“Hasta que iba de salida vi que en un grupo de una familia todos traían imágenes de la Virgen. Todos traían su cubrebocas, aunque algunos los traían de papada. No sé si todo el tiempo sí se podía entrar a ver a la Virgen de pasadita, pero bueno, como quiera se pudo regresando a la nueva normalidad”, recuerda.

El fotógrafo tuvo que averiguar cómo estaba su estacionada luego que la dejó estacionada en una banqueta. Había visto que la familia había caminado hacia misterios, pero cuando se dio la vuelta, ya habían desaparecido.

Un mismo Centro, distintos mundos

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El fotógrafo Valente Rosas se dirigió al Centro el fin de semana en el marco del fin de la Jornada de la Sana Distancia. En su moto iba de regreso de sus actividades, cuando sobre avenida Hidalgo vio lo que Henri Cartier-Bresson llama el “instante decisivo”, momento en que debe detenerse y apuntar su cámara.

“Fui a dar una vuelta al centro y, cuando venía de regreso sobre avenida Hidalgo, volteo y veo estas personas arriba del Metrobus con cubrebocas, a pesar de no haber la sana distancia, y una señora traía hasta su careta. La vi, me detuve; traía la cámara cargando, me detuve rápido y tiré”.

Rosas recuerda que en semanas anteriores había menos gente en el transporte público, aunque en el metro sigue habiendo mucha gente, “ahí no para”.

Minutos más tarde de fotografiar a los usuarios del Metrobus el fotoperiodista logra ver en esa misma avenida otra imagen: la de un sujeto que está recostado en una banca mientras una joven va caminando.

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“Esa foto fue muy oportuna, esa se da minutos después de la otra, cuando espero el Metrobus en avenida Hidalgo. Después volteo y veo ahí recostado a un señor, creo en situación de calle pero muy quitado de la pena, hasta dormidito. Se me hizo bonito con los murales que había, aparte la chica que iba caminando, no sé si iba o regresando del trabajo. Ocurrió en el mismo día, momento, y casi a la misma hora”.

“Unos que ni les va ni les viene y otros que tienen que salir ya a trabajar y ponerse al corriente”, dice el fotógrafo sobre las formas distintas de vivir el fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia en una ciudad con 4 mil 74 casos activos horas antes de recibir la nueva normalidad.

La espera en medio de una zona de alto contagio

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Lunes 1 de junio, la nueva normalidad llegó a la República Mexicana y la Ciudad de México contaba con 2 mil 658 personas fallecidas por Covid-19. Valente Rosas conducía en su moto sobre Insurgentes cuando hubo algo que llamó su atención, un enorme letrero que decía “¡Cuidado! Zona de alto contagio”.

“De tiempo yo sabía que Tlatelolco era una zona de alto contagio y eso porque una vez hice una orden con Teresa Moreno y me dijo que le daba miedo”, dijo.

“Al cruzar veo el letrerote de zona de alto riesgo, de alto contagio, y veo a un chico ahí sentado en la parada de Manuel González. Dije: ‘esa foto está bonita’, pero ya no había forma de pararme. Me tuve que regresar una parte en sentido contrario y regresar a la parada. Con los tiempos intercalados de los metrobuses, que son unas paradas sí y otras no, y otras que se hacen más largas las esperas, la gente tarda más tiempo. Lo alcancé, lo tomé, y de ratito pasó el Metrobus”.

El fotógrafo siguió trabajando hasta que el miércoles recibió una orden urgente. “Fue una orden que salió de bomberazo. Me fui para allá y cuando vi pensé que era entrar a un área Covid; que quiero entrar, pero también me da miedo. Fuimos y no entramos, pero también hay que ir con guantes y cubrebocas”.

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El trabajo se trató de la realización de videollamadas entre pacientes de Covid-19 y sus familiares, quienes estaban en un área montada en la parte trasera del Hospital General de Zona 24 del IMSS

“Lo que es muy emotivo es ver cómo se hablan con sus familiares y que les digan que les echen ganas, que los están esperando, que hagan caso de los doctores. Algunos al borde del llanto porque tenían a su mamá, otros a su hermano. Había una señora que tenía a su hijo, pero que su esposa y sus hijos no iban a verlo porque no se querían contagiar”, contó el fotoperiodista.

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“La mamá muy aprehensiva anteponiendo todo. La señora de la tercera edad, de unos 70 años fue, estaba ahí en la sala espera para hablar con su hijo. Son videollamadas muy breves de cuatro o cinco minutos, pero bastante emotivas”, agregó.

“Unidas somos la fuerza de México”

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Diego Prado es otro de los fotógrafos que el miércoles tuvo una asignación especial. Alrededor de las 6:30 y las 7:00 horas estaba en el aeropuerto de Torreón para presenciar cómo el Ejército Nacional, como parte del Plan DN III, subía a un avión cajas para enviar insumos a otro personal médico de hospitales Covid.

“Yo quería tomarlas cargando las cajas con el mensaje porque sería el tema, y esas cajas con mensajes las dejaron hasta el final. Creo que es una buena iniciativa para mujeres médicos y enfermeras”, dijo Prado.

En la fotografía se ve a la joven Noemí portando una caja con un mensaje: “Unidas somos la fuerza de México”.

“Está padre que entre mujeres se manden de aliento. Yo pensé que eso no lo dejaban hacer en el ejército por su disciplina, pero me pareció bonito que las mujeres se mandaran el mensaje apoyo”.

Un respiro en la nueva normalidad de la Central de Abastos

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El 31 de mayo en la Central de Abastos de la Ciudad de México (Ceda), Juan Boites va como cada semana desde que empezó la pandemia al mercado más grande de América Latina con el mismo desafío: hallar una nueva historia.

Llega al pasillo de la I-J y entonces localiza a un grupo de payasos y él sabe que encontró la historia del día.

“Eran como 40 payasos que se habían reunido para buscar un espacio para dar show y ese fue el grupo que me encontré, pero ellos me dijeron que eran varias células que estaban por los pasillos. Se paraban, contaban chistes, cantaban. Era muy bonito ver que la gente lo tomaba como algo extraordinario en el sentido que no es común y entonces la gente se emocionaba, les daba risa”.

El fotoperiodista recuerda que algunas personas les daban dinero, pero otras les daban mucha verdura al grado que llenaron un auto con bolsas de ejote. Así, de tantos kilos que llevaban, lograron tener la verdura necesaria para la comida de unos días.

“La parte de los locatarios estaban muy emocionados. Ahí en la Ceda se sigue sintiendo la presencia de la pandemia, que el virus sigue por ahí, la gente tiene miedo. Ver los payasos fue algo muy padre para los que estaban ahí”, recordó.

La Central de Abastos ha sido un punto de infección en Iztapalapa y hubo una semana que cerraron muchos locales debido a los contagios, aunque aún así hubo gente que no creía en la existencia del coronavirus SARS-CoV-2.

“La gente en la Central de Abastos no se estaba cuidando, estaba muy llena, y de pronto fue cambiando. La gente ya se cuida mucho. No solo era la presencia de los payasos en la normalidad, también el cuidado y el estado de ánimo regresaban”.

Es el mundo subterráneo de la Central de Abastos, los payasos dieron una muestra de una nueva normalidad.

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