Rogelio Sánchez
Luego de darse a conocer que el dirigente de la sección 31 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Demetrio Rivas Corona, fue ingresado en el Hospital General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de Trabajadores del Estado (ISSSTE), al presentar síntomas de COVID-19, trabajadores denunciaron tráfico de influencias del líder magisterial por la pronta atención que recibió.
Y es que, los inconformes reclamaron a las autoridades del ISSSTE, tanto al delegado como a la directora del nosocomio ubicado en la capital Tlaxcalteca, la falta de insumos básicos de atención y equipamiento para el tratamiento de los pacientes afectados por COVID-19.
Argumentaron que, sólo en cuestión de horas, Rivas Corona recibió medicamento que para pacientes comunes tardan de 24 hasta 48 horas e incluso más días para poder obtenerlo, así como su traslado al hospital “20 de noviembre” en Ciudad de México pone en duda el compromiso de las autoridades del ISSSTE con sus derecho habientes.
Lo anterior bajo órdenes del subdirector Víctor Hugo Pedraza respaldado por Julio César Meneses Guerrero, delegado estatal y la directora María Fernanda Pérez Guillén a quienes les reclamaron la exigua prestación del servicio al personal afectado por la enfermedad y la tardía atención que reciben los pacientes.
Y es que gracias a su poderío, desde la Ciudad de México el estado de salud del líder magisterial se reporta estable, a pesar de padecer diabetes, enfermedad que complica la sintomatología del COVID-19, mientras que las defunciones en los centros de salud continúan incrementando.
