5.000 años de historia de los gatos domésticos en Europa Central

Redacción

Solitario y cazador con instintos territoriales muy desarrollados, un carnívoro cruel, un individuo desobediente: el gato. Características estas que hacen que la especie sea reacia a ser domesticada. Aun así, lo hicimos. Hoy en día, alrededor de 500 millones de gatos viven en hogares en todo el mundo, siendo difícil estimar la cantidad de los sin hogar y los asilvestrados.

Aunque la historia común de los gatos y las personas comenzó hace 10.000 años, los orígenes de dicha relación aún se desconocen. ¿Cómo se llevó a cabo el proceso de domesticación? ¿Cuándo aparecieron los primeros gatos domesticados en Europa Central? ¿De dónde vinieron y cómo? ¿Cuál fue su papel en la vida de las personas contemporáneas? Las lagunas de conocimiento en este tema son numerosas; así pues, arqueólogos, arqueozoólogos, biólogos, antropólogos, así como otros investigadores de todo el mundo cooperan para encontrar respuestas a estas preguntas.

Unos científicos del Instituto de Arqueología de la Universidad Nicolaus Copernicus de Torun han conseguido méritos sobresalientes en este campo. Han publicado en PNAS, una prestigiosa revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias, un artículo en el que se enumeran varios logros significativos de su investigación. El primer autor es la Dra. Magdalena Krajcarz, quien ha hecho un intento de encontrar antepasados de gatos domésticos en la Europa Central Neolítica. Analizando la dieta de los gatos, está tratando de comprobar cuán cerca cohabitaban con las personas.

De acuerdo con las suposiciones realizadas, la creación deliberada de una raza que implicaba la selección de individuos particulares, el cruce y la reproducción de los mismos, tuvo lugar hace relativamente poco tiempo, en el siglo XIX. En la Polonia medieval, los gatos no eran tan populares como podríamos pensar. Según las pruebas aportadas por los investigadores, se utilizaban comadrejas semidomesticadas, o incluso serpientes, para proteger los cultivos de cereales contra los roedores. Estas eran personas asentadas en ciudades fundadas en la segunda mitad del siglo XIII, y que aumentaron la popularidad de los gatos.

Ello no significa, sin embargo, que los gatos no hayan tenido relaciones con la gente incluso antes. Los primeros y mejor documentados restos de gato domesticado en el territorio de Polonia datan de los comienzos de nuestra era. Se cree que los animales se extendieron por Europa Central principalmente debido a la influencia del Imperio Romano. Sin embargo, los primeros restos de gato en la zona se remontan incluso al 4.200-2.300 a.C. y evidencian las primeras migraciones del gato nubio que originalmente habitaba en el Oriente Próximo y el norte de África. Se considera que esta especie en particular es el antepasado de los gatos domésticos de Europa Central.

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Nivel cultural neolítico dentro de la Cueva de Zarska, donde se descubrió uno de los primeros restos de gato del linaje del Oriente Próximo. (Foto: Michał Wojenka, Magdalena Krajcarz)

El gato nubio es una subespecie de gato salvaje (junto al gato salvaje europeo que no es el antepasado del gato doméstico aunque puede cruzarse con él) cuya domesticación comenzó en el Creciente Fértil alrededor de 10.000 – 9.000 años atrás. En los yacimientos de ciertas excavaciones arqueológicas en Anatolia, Siria, así como en Israel, se ha encontrado una variedad de figurillas de piedra que representan a esos gatos. Aparentemente, los gatos permanecieron en la proximidad de los primeros agricultores y, con gran probabilidad, en el Neolítico es cuando se iniciaron las primeras interrelaciones hombre-gato. La gente abandonó el nomadismo en favor de la vida sedentaria y comenzó a recolectar alimentos que, en consecuencia, atrajeron roedores de muchos tipos. Esto pudo resultar en la atracción de gatos salvajes a fuentes de alimento fácilmente alcanzables y los beneficios resultaron ser mutuos. Con mucha probabilidad, los gatos se mantuvieron más bien neutrales ante las personas.

Los análisis de los esqueletos de los gatos, junto con la iconografía de los mamíferos, permiten a los investigadores suponer que los gatos llegaron a Europa migrando desde el Oriente Próximo, a través de Anatolia, Chipre, Creta, Grecia, a la antigua Roma, donde fueron adoptados por los celtas y los alemanes.

El papel que desempeñaron los gatos en la Polonia del Neolítico tardío no está claro, ya que los científicos tienen pocas pruebas de la presencia de estos animales. Los restos encontrados provienen de cuevas más que de asentamientos humanos, lo que significa que los gatos no necesariamente tuvieron que ser enterrados por los hombres. Podrían también haber sido presas de otros depredadores o simplemente vivieron y murieron en las cuevas. Sin embargo, los investigadores no rechazan la hipótesis de que los animales pudieron ser mantenidos por el hombre para proteger las cosechas de los roedores, y así beneficiarse de sus habilidades, y ocasionalmente seguirlos a las cuevas que los contemporáneos usaban como refugios.

La investigación realizada por la Dra. Magdalena Krajcarz ayuda a resolver el misterio. En el artículo, proporciona una visión de la dieta de los gatos con el fin de determinar cuán cercanas eran las relaciones entre los humanos y los gatos.

Para realizar los estudios se utilizaron seis restos de gatos neolíticos con características del Oriente Próximo procedentes de cuatro cuevas de la Meseta de Cracovia-Chechowa (Polonia meridional). En las cercanías había asentamientos de agricultores situados en suelos fértiles. Además, se examinaron cuatro restos de gatos salvajes europeos de un período y una zona análogos, así como tres del preneolítico y otros dos del período romano. El material de referencia abarcaba además a seres humanos y otros animales.

El análisis de los isótopos estables de carbono y nitrógeno en el colágeno óseo constituyó la base metodológica. El método de análisis de isótopos estables es una herramienta de aplicación común en la paleontología y la ecología de los animales porque la composición isotópica de sus restos refleja la composición isotópica de los alimentos. Según Krajcarz, el método permite, por ejemplo, identificar los hábitos alimentarios de determinadas especies animales fósiles. En la investigación de los hábitos de alimentación de los animales salvajes, las técnicas convencionales implican el análisis de los restos de alimentos en las heces o en el estómago, lo que impone importantes limitaciones. Lo más importante es que no se pueden identificar todos los restos. Además, los restos son de la última alimentación. Por último, el acceso a tal material fósil es muy pobre.

Gracias al análisis de isótopos, es posible realizar mediciones químicas precisas y reconocer la dieta promedio que cubre toda la vida del animal. Principalmente, el método permite examinar los hábitos alimenticios de los animales del pasado. Todo lo que tenemos son restos de tejido óseo que han sobrevivido en estado inalterado ya que la composición isotópica de los huesos ha permanecido inalterada durante miles de años. Para simplificar el tema, los granjeros del Neolítico tenían el conocimiento suficiente para aplicar fertilizantes como estiércol o cenizas de plantas. Los roedores que se alimentaban de los cultivos recolectados eran consumidos por los gatos. Mediante el examen de los isótopos estables somos capaces de decidir si los gatos contemporáneos encontraron alimento aprovechando de alguna manera la actividad humana.

Entonces, ¿cuáles son las conclusiones de los investigadores? Según los resultados del examen, los gatos de Oriente Próximo no dependían totalmente de los hombres. Hacían uso de todas las fuentes de alimento disponibles, pero también podían encontrar otras en su hábitat. Podían hacerlo periódicamente, ya sea beneficiándose de la actividad humana o cazando individualmente en los bosques. Así, mantenían su independencia.

Como explica la Dr. Krajcarz, sus hallazgos confirman la hipótesis de que los gatos salvajes del Oriente Próximo se extendieron por toda Europa acompañando a los primeros agricultores. Los resultados del análisis de isótopos estables obtenidos para los gatos del período romano, sin embargo, parecen parecerse a los de los hombres y los perros, lo que sugiere que los gatos seguían una dieta similar, es decir, se beneficiaban de los recursos humanos o posiblemente eran alimentados por los hombres. Además, el desarrollo de la agricultura influyó parcialmente en nuestro gato salvaje europeo nativo, aunque estaba más orientado a los recursos forestales.

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