Peces casi invisibles por su asombroso camuflaje

Redacción

En una investigación se ha conseguido detectar unas criaturas de las profundidades marinas y medir su impresionante color negro, unas 20 veces más oscuro y menos reflectante que los objetos negros de nuestro entorno cotidiano. Estos animales reciben nombres como “peces demonio”, “peces dragón” o “peces de colmillos largos”, que hacen justicia a su aspecto atemorizante. Pero ¿por qué tienen este color tan oscuro si ya viven sumidos en la oscuridad?

El equipo integrado, entre otros, por Sönke Johnsen y Alexander Davis, de la Universidad Duke, y Karen Osborn, del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano, en Estados Unidos todas estas entidades, ha comprobado que al menos 16 especies de peces de aguas profundas han desarrollado una piel ultranegra que absorbe más del 99,5% de la luz que les llega, lo que hace casi imposible distinguirlos de las sombras.

Estos peces viven en las profundidades del océano, donde no llega la luz solar, y eso les confiere cierta protección. Sin embargo, no siempre pueden evitar la luz, ya que en esas regiones hay organismos bioluminiscentes que iluminan el agua para cazar. La evolución ha vuelto ultranegros a estos peces para protegerlos de sus depredadores, y al mismo tiempo para permitirles acercarse a sus presas sin delatar su presencia.

Estos peces deben su “invisibilidad” a diminutos paquetes de pigmento dentro de las células de su piel llamados melanosomas. Los melanosomas de los peces ultranegros tienen una forma y disposición diferente, a nivel microscópico, comparados con los de los peces de color negro normal, según los resultados del nuevo estudio.

La piel ultraoscura de estos peces podría dar ideas para el diseño de nuevos materiales capaces de atrapar luz con la máxima eficiencia posible, para su uso en aplicaciones que van desde los paneles solares hasta los telescopios.

Para realizar las observaciones de estos seres oscuros que moran en la oscuridad, el equipo utilizó una red de arrastre y un vehículo controlado a distancia. Con este equipamiento, consiguió recoger 39 peces ultranegros que nadaban a profundidades de hasta un kilómetro y medio en las aguas de la bahía de Monterrey y el Golfo de México, y llevarlos a un barco para estudiarlos.

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Uno de los peces con piel ultranegra estudiados. (Foto: Karen Osborn, Smithsonian National Museum of Natural History)

Utilizando un espectrómetro para medir la cantidad de luz reflejada en la piel de los peces, los investigadores identificaron 16 especies que reflejan menos del 0,5% de la luz, lo que las hace unas 20 veces más oscuras y menos reflectantes que los objetos negros cotidianos.

La especie más oscura que han encontrado absorbe tanta luz que solo el 0,04% de ella se refleja.

Conseguir fotos con una nitidez aceptable de estos peces a bordo del barco fue difícil; sus rasgos no se captaban. “No importaba cómo se instalara la cámara o la iluminación, simplemente absorbían toda la luz”, confiesa Osborn.

El equipo encontró que, cuando se amplían miles de veces bajo microscopios electrónicos, la piel negra normal y la piel ultranegra se ven muy diferentes. Ambas tienen estructuras diminutas dentro de sus células que contienen melanina, el mismo pigmento que le da el color a la piel humana. Lo que diferencia a los peces ultranegros, según ha comprobado el equipo de investigación, es la forma y la disposición de estos melanosomas.

Otros animales de sangre fría con piel negra normal tienen pequeños melanosomas en forma de perla, mientras que los ultranegros son más grandes. Y la piel ultranegra tiene melanosomas que están más apretados entre sí, formando una especie de lámina continua alrededor del cuerpo, mientras que la piel negra normal contiene huecos sin pigmentación.

Los investigadores ejecutaron algunos modelos informáticos, simulando piel de pez con melanosomas de diferentes tamaños y formas, y encontraron que los melanosomas de la piel ultranegra tienen la geometría óptima para tragar luz.

Su camuflaje ultranegro puede marcar la diferencia entre comer y ser comido, resume Davis.

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