Redacción
Sólo una pandemia como la del Covid-19 gestó una tormenta perfecta que hundió al país en una profunda recesión, pegándole a la vulnerabilidad de las finanzas públicas y a la fragilidad de los recursos federales, de los que dependen tanto los estados como los municipios.
“Es la tormenta perfecta. De por sí ya estábamos en recesión, con cuatro trimestres de caídas del Producto Interno Bruto, y ahora los ingresos presupuestarios bajan 3.7%; el gasto en salud, 8.6%, y las aportaciones a los estados se reducen 7.4%”, dijo el profesor-investigador de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, Gabriel Pérez del Peral.
En entrevista, advirtió que es una combinación explosiva para las finanzas públicas. Así, la recuperación será larga y no en forma de V, como se había previsto.
El repunte sería disparejo, en forma de K, señaló, porque en la parte de arriba hay sectores con reactivación rápida, como el automotriz, a raíz del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Abajo, indicó, seguirá la caída del turismo: aerolíneas, hoteles y restaurantes tardarán en salir de la tormenta, mientras que el gasto de la Secretaría de Turismo (Sectur) sube 300% por el Tren Maya.
Calor en la superficie
Si se realiza un paralelismo de los ingredientes necesarios para formar una tormenta perfecta, el calor en la superficie sería la diferencia entre el ingreso y el gasto.
Pérez del Peral destacó que el último reporte de las finanzas públicas, difundido hace unos días, muestra incongruencias importantes: por un lado, se reducen los ingresos; por el otro, crece el gasto en sueldos y salarios en una gestión que abandera la austeridad.
Los ingresos presupuestarios arrastran una caída de 3.7% en términos reales, y el gasto programable, un incremento real de enero a junio de 4.4%, comparado con el mismo periodo de 2019, agrega. Al mismo tiempo, el rubro de servicios personales sube 3.1%.
“Es una combinación explosiva para las finanzas públicas, lo que hace pensar que no son sostenibles en el mediano plazo”, alertó.
Aire frío en la altura
Otro elemento para que se geste la tormenta es el aire frío en las alturas, como el crecimiento económico esperado de 5%, cada vez más lejano.
El académico refirió que ya se venía de un retroceso de 0.3% en 2019, y con la caída de la economía de 18.9% en el segundo trimestre respecto al mismo periodo de 2019 se profundiza la recesión.
Para todo el año, las proyecciones apuntan a un desplome a tasa de doble dígito. El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera una baja de 10.5% para la economía mexicana en ese lapso, mientras que el próximo año crecerá 3.3%.
Humedad
A quienes tampoco les va bien es a los estados y municipios, porque parece que la humedad de la que dependen por las transferencias federales se seca mientras avanza el brote.
Los recursos federalizados cayeron 6.5% en el primer semestre, y las participaciones, 7.4%. Por eso, hay mandatarios estatales intranquilos, pues no tienen recursos ante la emergencia sanitaria, mencionó el investigador.
En cambio, el gasto que se canaliza a las entidades a través de convenios creció 12.7%, pero para programas insignia del gobierno.
Como ejemplo, Pérez del Peral dijo que la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural tuvo un aumento de 330% en términos reales por el programa Sembrando Vida: en 2019 se gastaron 994 millones de pesos, y de enero a junio, en pandemia, van 4 mil 408 millones.
Movimientos ascendentes
En esta fase de gestación para una tormenta, afirmó, se ubicarían los movimientos ascendentes del gasto público en proyectos que no son prioritarios para la recuperación.
La inversión de Sectur subió por el Tren Maya: en 2019 se ejercieron mil 107.2 millones de pesos de enero a junio, y en el mismo lapso de este año fueron 4 mil 587 millones; 300% más.
En la Secretaría del Trabajo el año pasado se gastaron 6 mil 244 millones de pesos en el primer semestre, y al cierre de junio pasado van 15 mil 375 millones; es decir, 139% más por el programa Jóvenes Construyendo el Futuro.
