Suiza se asoma a un ‘Swixit’ en un referéndum que podría limitar la entrada de ciudadanos de la UE

Redacción

La consulta popular sobre la libre circulación estaba prevista para mayo, pero la covid-19 obligó a su aplazamiento. La campaña ha sido discreta. Hay más movimiento en las páginas webs y redes sociales del partido de ultraderecha. En uno de sus sites hay vídeos de sus políticos y votantes que piden el sí, básicamente, por los siguientes supuestos factores: Suiza es pequeña y el espacio es limitado y el tráfico ha aumentado considerablemente, tanto en las carreteras como en el transporte público; la presión sobre el mercado laboral y los sistemas de seguridad social aumenta; muchas de las familias extranjeras van directamente al sistema de seguridad social, y el país debe seguir siendo tan soberano como sea posible y, a pesar de los tratados bilaterales con la UE, no debe permitirse aguantar todo. “Suiza es un país independiente y fuerte”, rematan.

La frustración de muchas personas con el Estado, sobre todo desempleados (el país tiene tradicionalmente una tasa de paro baja), tiene que salir por algún lado, advirtió Daniel Maerki al periódico Tages-Anzeiger: “Al votar sí, quieren enviar una señal que los políticos no puedan ignorar. Finalmente tendrían que actuar”. Para el actor y comediante Mike Müller, es “una propuesta estúpida dejar de trabajar con la UE. Es una maniobra típica de la derecha: lo que dicen en las discusiones públicas y muestran en las redes sociales y los anuncios es el viejo racismo suizo. Esto no conduce a nada”.

Contra la iniciativa están casi todos los partidos, incluidos los de derecha moderada, explica Marco Ferrara, secretario general del PSOE en Lausana: “Es una medida xenófoba del cuento de nunca acabar con la extrema derecha. No creo que prospere la iniciativa, y de hacerlo sería de un impacto económico brutal para Suiza. Muchas regiones, sobre todo las fronterizas tienen una dependencia clara de los extranjeros”.

Pérdidas

La relación UE-Suiza interesa más a este último, asegura Ferrara. Recuerda que, por ejemplo, la mitad de las exportaciones de Suiza van a Europa y dos tercios de lo que importa Suiza viene de Europa. Algunos expertos, agrega, calculan que las pérdidas para el país harían caer hasta un 7% su PIB.

Gonzalo Casas, un informático argentino que trabaja en la Universidad ETH, confía en que el SVP siga perdiendo fuerza “con gran parte del electorado moviéndose hacia los partidos verdes y verde-liberal”. La mayoría de este tipo de votaciones de tono xenófobo, añade, “están impulsadas por la necesidad como sociedad de tener un enemigo común. Hoy el enemigo común de la sociedad es el coronavirus, por ende, la relevancia de apuntar a un enemigo distinto es mínima”.

Para Juan Alejandro Arbeláez Martínez, un chef colombiano de 38 años que vive en Zúrich y con permiso B (trabajo y residencia), la iniciativa no saldría adelante por un factor clave: “Hay que tener en cuenta que la movilidad de personas va ligada a la movilidad de capital, con lo cual, restringir la circulación de personas es una restricción al capital que los suizos no estarán dispuestos a permitir”.

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