Urna, piñata y un trofeo, los “regalos” al gabinete de Salud

Redacción

No hubo tregua. Después de siete meses de que inició la pandemia en México, diputados de oposición tuvieron cara a cara a todo el gabinete de Salud y a los encargados de tomar las decisiones para enfrentar al Covid. Los responsabilizaron por los casi 90 mil muertos, los criticaron por decisiones fallidas, por la falta de protección para el personal médico y hasta los acusaron de ineptos y de incompetentes.

El día de comparecencia ante el pleno de San Lázaro fue largo. Casi nueve horas de intercambio. A pesar de existir un acuerdo de civilidad, hubo una guerra de mantas, de críticas y gritos de defensa. Jorge Alcocer, secretario de Salud; Zoé Robledo, titular del IMSS; Luis Antonio Ramírez, director del ISSSTE, y Juan Ferrer, del Insabi, acudían a la Cámara de Diputados para rendir cuentas por el segundo año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Alcocer, Robledo, Ramírez y Ferrer hablaban desde la máxima tribuna del país por 45 minutos, en donde defendían su gestión y justificaban que pudo ser peor el efecto del Covid en México. Todo parecía tranquilo, pero vino el turno de la segunda diputada en tribuna: la panista Martha Estela Romo.

Poco a poco, desde sus curules los panistas sacaron 87 cruces, cada una de ellas representando mil muertos, así como una enorme manta con la frase: “La ineptitud también mata”. Inmediatamente, al ver el perfomance panista, diputados de Morena intentaron detenerlo.

La intensidad y el calor de la sesión se percibían. Estela Romo habló del dolor y la frustración que sienten por las familias mexicanas que hoy lloran a uno de sus familiares o cercanos a consecuencia de las pésimas decisiones en materia de salud.

Acusó cifras maquilladas y le exigió a Alcocer Varela que tuviera el valor de verlos a la cara, sentir el dolor de los mexicanos y que les explicara: “¿Dónde carajos queda su derecho a la salud? ¿Dónde carajos? Y le tengo un regalito. Aquí le tengo, a nombre de los mexicanos, para que nunca se le olvide que la ineptitud también cuesta”.

La diputada volteó a su derecha y sacó una urna de madera café, de las que se usan para conservar las cenizas de un ser querido que ha sido cremado. Alcocer apoyó sus brazos en la curul donde estaba sentado, se levantó y la recibió. Respondió con respeto y dijo que no sintió ninguna agresión por el obsequio y hasta agradeció el acuerdo de civilidad pactado.

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Ajeno a las críticas, Hugo López-Gatell lució muy relajado al acompañar al gabinete de Salud a la comparecencia y se dio tiempo hasta para comer cacahuates.

Pero no fue la única panista que le regaló algo. En su oportunidad, Sonia Rocha, quien se ha convertido en una de las legisladoras más combativas de la bancada, también le obsequió un trofeo por, dijo, obtener el primer lugar por minimizar la situación y a los expertos.

Abril Alcalá, diputada del PRD, se unió a la ola de regalos y pidió a Alcocer que le ayudara a entregarle un obsequio a su subsecretario Hugo López-Gatell: sacó de una bolsa negra una piñata con la figura de un coronavirus verde. Alcocer, muy decente, se volvió a levantar, y recibió el obsequio.

La presencia de López-Gatell fue el centro de atención en diversos momentos. Ni Alcocer, ni Robledo, ni Ferrer y menos Luis Antonio Ramírez llamaron la atención de los diputados. Los militantes de Morena en cuanto lo vieron rompieron la sana distancia, lo rodearon, lo saludaron y se tomaron una veintena de fotos con él. Era un rockstar en la máxima tribuna del país.

López-Gatell permanecía en una de las curules, a unos metros de los funcionarios de Salud, con un cubrebocas azul. En muchas ocasiones, su brazo derecho fue al corazón para agradecer las muestras de apoyo. Incluso, el diputado del PAN, Jorge Luis Preciado, lo responsabilizó de las 90 mil muertes que ha dejado la pandemia y le exigió que si no acudía a comparecer, que le habilitaran un salón alterno para que atendiera a sus fans.

El subsecretario Hugo López-Gatell no dijo una sola palabra. Incluso, mientras lo responsabilizaban de las muertes de la pandemia, comía cacahuates y otras botanas que tomaba de un vaso.

Su defensa la hicieron los legisladores de Morena y del PT, quienes al finalizar cada intervención: lanzaban porras a favor de Gatell y coreaban: “¡Es un honor, estar con el doctor!”. “¡Es un honor, estar con el doctor!”. Y “¡Gatell, Gatell!”.

También Sonia Rocha le quiso entregar al propio Hugo López-Gatell “el báculo de la muerte”, pero él no recibió el bastón con una cabeza de calavera. Y le dijo: “¡Eso es todo lo que representas, lástima que no hayas querido comparecer!”.

A pesar de los muertos y de los altos niveles de contagios que hay en el país, los funcionarios de Salud terminaron su rendición de cuentas y salieron ovacionados por los integrantes de la Cuarta Transformación.

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