Los automóviles con motor de combustión han dominado el transporte por tierra durante el siglo XX y por eso se conoce con todo detalle lo que ocurre cuando uno de ellos se incendia. Los automóviles eléctricos son demasiado nuevos para que se conozca tan a fondo lo que sucede cuando uno arde. Una nueva investigación ha comenzado a cambiar esta situación, aportando datos minuciosos y reveladores sobre las características de un incendio en un automóvil eléctrico. La más importante de las preguntas para las que se han buscado respuestas es: ¿El incendio de un automóvil eléctrico es más peligroso que el de un automóvil con motor de combustión?

La investigación la ha realizado un equipo que incluye al especialista en baterías Marcel Held y al experto en corrosión Martin Tuchschmid, ambos de los Laboratorios Federales Suizos para Ciencia y Tecnología de Materiales (EMPA), así como a Lars Derek Mellert de la empresa Amstein + Walthert Progress AG.

Para el estudio se realizaron experimentos de combustión y se analizaron todos los parámetros del incendio.

Los resultados indican que, en términos de emisión de calor, un coche eléctrico en llamas no resulta más peligroso a efectos prácticos que un coche tradicional en llamas.

En cuanto a las sustancias tóxicas emitidas en el incendio de un automóvil eléctrico, no hay diferencias significativas con las emitidas en el incendio de uno con motor de combustión. La conclusión al respecto a la que se ha llegado en el estudio es que las sustancias emitidas desde un vehículo autopropulsado en llamas siempre son peligrosas y potencialmente mortíferas. Independientemente del tipo de motor o de sistema de almacenamiento de energía, el objetivo principal tiene que ser sacar a todas las personas de la zona de peligro lo más rápido posible. El ácido fluorhídrico, altamente corrosivo y tóxico, se ha planteado a menudo como un peligro particular de la quema de baterías. En las tres pruebas realizadas durante la investigación, las concentraciones de esa sustancia no alcanzaron niveles críticos.

Durante un incendio, un módulo de batería de un coche eléctrico emite grandes cantidades de hollín, que contiene óxidos metálicos tóxicos. (Foto: Amstein + Walthert Progress AG / Empa)

A juzgar por los resultados del estudio, lo más importante que deben tener en cuenta los bomberos al enfrentarse a un automóvil eléctrico que arde es que la batería, más que ser apagada, debe ser enfriada con grandes cantidades de agua, una opción más viable y práctica que la primera. Además, el fuego puede limitarse a unas pocas celdas de la batería, quedando el resto sin quemar pero disponible para comenzar a arder. Por supuesto, los restos parcialmente quemados deben ser almacenados en un recipiente de agua o en un contenedor especial para que no puedan volver a encenderse.

Un problema, sin embargo, es el agua usada para apagar el fuego, para refrigerar una batería y para almacenar los restos parcialmente quemados. Los análisis mostraron que la contaminación química de esa agua supera los valores umbral suizos para las aguas residuales industriales en un factor de 70, en promedio. El agua de refrigeración es incluso hasta 100 veces superior a los valores umbral. Es importante que esta agua altamente contaminada no entre en el alcantarillado sin un tratamiento previo adecuado.

Después de los experimentos, el recinto donde se realizaron fue descontaminado por un equipo profesional de limpieza de incendios. Las muestras tomadas posteriormente confirmaron que los métodos y el tiempo requeridos eran suficientes para una correcta limpieza después del incendio de un coche eléctrico. Pero Mellert advierte especialmente a los propietarios privados de garajes subterráneos: “No intenten limpiar el hollín y la suciedad por sí mismos. El hollín contiene grandes cantidades de óxido de cobalto, óxido de níquel y óxido de manganeso. Estos metales pesados causan reacciones alérgicas graves en la piel desprotegida”. Así que la limpieza después de un incendio de un coche eléctrico es definitivamente un trabajo exclusivo para profesionales en trajes protectores.