El verdadero origen de la evidencia más antigua de animales

Redacción

Dos equipos de científicos han resuelto una larga controversia sobre los orígenes de la vida compleja en la Tierra.

Los estudios encontraron que ciertos fósiles moleculares extraídos de rocas de 635 millones de años de antigüedad no son la primera evidencia de animales, sino de algas comunes.

Los investigadores de la Universidad Nacional Australiana (ANU), el Instituto Max Planck y Caltech dicen que el hallazgo tiene grandes implicaciones para nuestra comprensión de la evolución.

“Acerca casi 100 millones de años la evidencia más antigua de animales”, dijo el Dr. Lennart van Maldegem de la ANU, coautor de un estudio. “Pudimos demostrar que ciertas moléculas de algas comunes pueden ser alteradas por procesos geológicos, dando lugar a moléculas que son indistinguibles de las producidas por animales parecidos a esponjas.

El profesor Jochen Brocks, también de la ANU, dijo que el misterio de cuándo surgieron nuestros primeros antepasados animales y se hicieron abundantes en los océanos ha desconcertado a los paleontólogos durante más de un siglo.

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Algas sumergidas. (Foto: Ilya Bobrovskiy)

“Hace diez años, los científicos descubrieron los fósiles moleculares de un esteroide animal en rocas que una vez estuvieron en el fondo de un antiguo mar de Oriente Medio”, dijo el profesor Brocks.

“La gran pregunta era, ¿cómo pudieron estas esponjas ser tan abundantes, cubriendo gran parte del lecho marino en todo el mundo, pero no dejar fósiles corporales?”.

El Dr. Ilya Bobrovskiy, autor principal del otro estudio, dijo que los investigadores han sido capaces de “resolver este misterio”.

“Si bien las esponjas verdaderas son el único organismo vivo que puede producir estos esteroides, ciertos procesos químicos pueden imitar la biología y transformar los esteroles de algas comunes y abundantes en esteroles ‘animales'”, dijo. “Estas moléculas pueden ser generadas en el laboratorio al simular el tiempo geológico y las temperaturas, pero también demostramos que tales procesos ocurrieron en rocas antiguas”.

Los dos estudios complementarios fueron publicados en la revista Nature Ecology y Evolution.

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