¿Habrá peleas por los recursos de la luna?

Redacción

Un equipo internacional de científicos liderado por el Centro de Astrofísica de Harvard y el Smithsonian, ha identificado un problema con el creciente interés en los recursos extraíbles de la Luna: no hay suficientes para todos. Sin políticas o acuerdos internacionales para decidir “quién obtiene qué de dónde”, los científicos creen que las tensiones, la superpoblación y el rápido agotamiento de los recursos son un posible futuro para los proyectos de minería en la luna. El artículo fue publicado en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society A.

“Mucha gente piensa que el espacio es un lugar de paz y armonía entre las naciones. El problema es que no hay una ley que regule quién puede utilizar los recursos, y hay un número significativo de agencias espaciales y otras del sector privado que tienen como objetivo aterrizar en la Luna en los próximos cinco años”, dijo Martin Elvis, astrónomo del Centro de Astrofísica de Harvard y del Smithsonian y autor principal del documento. “Miramos todos los mapas de la Luna que pudimos encontrar y encontramos que no muchos lugares tenían recursos de interés, y los que los tenían eran muy pequeños. Eso crea mucho espacio para el conflicto sobre ciertos recursos”.

Recursos como el agua y el hierro son importantes porque permitirán que se lleven a cabo futuras investigaciones o que se lancen desde la Luna. “No es interesante traer recursos para el apoyo de la misión desde la Tierra, es mejor obtenerlos desde la Luna. El hierro es importante si quieres construir algo en la Luna; sería absurdamente caro transportar hierro a la Luna”, dijo Elvis. “Necesitas agua para sobrevivir; la necesitas para cultivar alimentos – no vas tu ensalada desde la Tierra – y para descomponerla en oxígeno para respirar e hidrógeno para combustible”.

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Tomada por el Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA, esta imagen de la Luna forma parte de la colección de mapas topográficos lunares de mayor resolución y casi globales jamás creados. Superpuestos a esta imagen están algunos de los puntos calientes identificados para la instalación de telescopios de cosmología; existen pocas ubicaciones ideales para estos telescopios en la Luna, ya que otras entran en conflicto con la zona de silencio de radio. (Foto: NASA/Goddard Space Flight Center/DLR/ASU; Overlay: M. Elvis, A. Krosilowski, T. Milligan)

El interés en la Luna como lugar de extracción de recursos no es nuevo. Un extenso cuerpo de investigación que se remonta al programa Apolo ha explorado la disponibilidad de recursos como el helio, el agua y el hierro, con investigaciones más recientes centradas en el acceso continuo a la energía solar, zonas frías y depósitos de agua congelada, e incluso los volátiles que pueden existir en zonas de sombra en la superficie de la luna. Tony Milligan, investigador principal del proyecto Visionarios Cosmológicos del King’s College de Londres, y coautor del documento, dijo: “Desde que las muestras de roca lunar devueltas por el programa Apolo indicaron la presencia de Helio-3, la Luna ha sido uno de los varios recursos estratégicos que se han tenido en cuenta”.

Aunque existen algunos tratados, como el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967, que prohíbe la apropiación nacional, y los Acuerdos Artemisa de 2020, que reafirman el deber de coordinar y notificar, ninguno de ellos tiene por objeto una protección sólida. Gran parte del debate en torno a la Luna, y en particular la política actual y potencial para gobernar las misiones al satélite, se ha centrado en la actividad científica frente a la actividad comercial, y en quién debe permitirse aprovechar los recursos encerrados en la Luna y sobre ella. Según Milligan, es un debate muy del siglo XX, y no aborda el problema real. “El mayor problema es que todo el mundo está apuntando hacia los mismos sitios y recursos: los estados, las empresas privadas, todo el mundo. Pero son sitios y recursos limitados. No tenemos una segunda luna a la que pasar. Esto es todo lo que tenemos para trabajar”.

Alanna Krolikowski, profesora adjunta de política de ciencia y tecnología en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri (Missouri S&T) y coautora del documento, añadió que ya existe un marco para el éxito y que, junto con un buen sentido comercial a la antigua, puede que la política vaya por el buen camino. “Aunque un régimen jurídico internacional amplio para la gestión de los recursos espaciales sigue siendo una perspectiva lejana, ya existen importantes fundamentos conceptuales y podemos empezar a aplicar, o al menos a deliberar, medidas concretas y locales para abordar hoy los problemas previstos en lugares determinados”, dijo Krolikowski. “El primer paso probable será convocar a una comunidad de usuarios potenciales, formada por aquellos que estarán activos en un sitio determinado en el próximo decenio más o menos. Su primera tarea será identificar los peores resultados, las formas más perniciosas de aglomeración e interferencia, que deberán tratar de evitar en cada lugar. La aversión a las pérdidas tiende a motivar a los actores”.

Todavía existe el riesgo de que los lugares con recursos resulten ser más escasos de lo que se cree actualmente, y los científicos quieren volver y tener una idea más clara de la disponibilidad de recursos antes de que alguien empiece a excavar, perforar o recolectar. “Tenemos que volver y trazar un mapa de los puntos calientes de recursos con una mejor resolución. Ahora mismo, solo tenemos unos pocos kilómetros como mucho. Si los recursos están todos contenidos en un área más pequeña, el problema solo empeorará”, dijo Elvis. “Si podemos cartografiar los espacios más pequeños, eso ayudará a la formulación de políticas, permitirá compartir información y ayudará a que todos jueguen bien juntos para que podamos evitar el conflicto”.

Aunque se necesita más investigación sobre estos puntos calientes lunares para ayudar a adoptar políticas, el marco de posibles soluciones a la posible aglomeración ya está a la vista. “Ejemplos de análogos en la Tierra señalan mecanismos para manejar estos desafíos. Los recursos de uso común en la Tierra, recursos sobre los que ningún agente puede reclamar jurisdicción o propiedad, ofrecen perspectivas que hay que recoger. Algunos de ellos son de escala mundial, como alta mar, mientras que otros son locales, como las poblaciones de peces o los lagos a los que varias pequeñas comunidades comparten el acceso”, dijo Krolikowski, y añadió que uno de los primeros desafíos para los encargados de la formulación de políticas será caracterizar los recursos en juego en cada sitio individual. “¿Son estos recursos, por ejemplo, áreas donde el sol brilla casi continuamente, o son unidades de energía a ser generadas a partir de paneles solares instalados allí? ¿A qué nivel pueden ser explotados de manera realista? ¿Cómo deberían distribuirse los beneficios de esas actividades? El desarrollo de un acuerdo sobre estas cuestiones es una condición previa probable para la coordinación exitosa de las actividades en estos sitios lunares singularmente atractivos”.

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