Vuelve a sonar un instrumento musical de viento de 18.000 años de edad

Redacción

Noventa años después de su descubrimiento en 1931, una gran concha marina que fue acondicionada en un pasado remoto para emplearse como instrumento musical de viento ha sido sometida a una investigación minuciosa que ha culminado con un experimento en el que el instrumento ha vuelto a utilizarse como tal a fin de comprobar cómo suena.

La caracola fue hallada en la cueva de Marsoulas, situada en la zona del Pirineo francés. Esa cueva está ornamentada con arte rupestre y fue la primera de ese tipo en ser descubierta en los Pirineos, en 1897.

El equipo de investigación, en el que han participado científicos de diversas instituciones, lo encabeza Carole Fritz de la Universidad de Toulouse en Francia.

Se cree que esta caracola modificada es el instrumento de viento más antiguo de su tipo.

La cueva de Marsoulas es un buen exponente de la cultura magdaleniense en esta región, a finales del último máximo glacial.

Durante el proceso de inventariar el material procedente de las excavaciones arqueológicas, la mayor parte del cual se conserva en el Museo de Toulouse, los científicos examinaron una gran caracola de Charonia lampas (un caracol de mar), a la que nadie había prestado mucha atención en todos estos años transcurridos desde su descubrimiento en 1931. Sin embargo, el objeto presenta anomalías que delatan que en el pasado remoto fue manipulado con alguna finalidad.

La punta de la caracola está rota, formando una abertura de 3,5 centímetros de diámetro. Como esta es la parte más dura de la caracola, la rotura no es, evidentemente, accidental. En el extremo opuesto, la abertura de la caracola presenta huellas de modificaciones (cortes) y un escaneo tomográfico ha revelado que una de las primeras estructuras espirales está perforada. Por último, la caracola fue decorada con un pigmento rojo (hematita), característico de la cueva de Marsoulas, lo que indica su condición de objeto simbólico.

Para confirmar la hipótesis de que esta caracola se utilizaba para producir sonidos, los científicos recurrieron a la ayuda de un músico especializado en tocar el cuerno y otros instrumentos de viento, que consiguió producir tres sonidos, cada uno con una nota musical.

Para tocar la caracola, el músico hizo vibrar sus labios de la manera necesaria para tocar la trompeta o el trombón. Esta vibración se propaga dentro del tubo, haciendo que el aire vibre dentro del tubo de un modo que también depende de las características de este. El músico elige la frecuencia de vibración entre las posibles resonancias de la columna de aire mediante la tensión muscular de los labios y el control de la masa de aire que se mueve en el tubo.

La zona de la caracola que se acopla a la boca del músico tiene una abertura irregular que es capaz de hacer daño en los labios a quien la use. Este y otros detalles han convencido al músico y a los científicos de que originalmente el instrumento llevaba una boquilla, preparada por quienes acondicionaron la caracola para que sirviera de instrumento musical.

La primera datación por carbono 14 de la cueva, realizada sobre un trozo de carbón vegetal y un fragmento de hueso de oso del mismo nivel arqueológico que la caracola (o sea, presumiblemente de la misma época), indicó una antigüedad de unos 18.000 años. Esto convierte a la caracola de Marsoulas en el instrumento musical de viento más antiguo de su tipo: hasta la fecha, solo se han descubierto flautas en contextos arqueológicos anteriores del Paleolítico Superior europeo; las caracolas encontradas fuera de Europa son mucho más recientes.