Filme polaco cuestiona el significado de la fe

Redacción

Dicen que una mentira dicha 20 veces puede volverse realidad y eso es un poco de lo que se comprueba en Pastor o impostor (Corpus Christi), cinta que tras convertirse en la primera polaca en competir por el premio Oscar en la categoría de Película de habla no inglesa, ha puesto a la filmografía del país en el mapa.

Dirigida por Jan Komasa, el filme cuenta la historia de Daniel, un joven de 20 años recién salido de un centro de detención juvenil que va a un pueblo y se hace pasar por un sacerdote. La película es un drama que se basa en eventos de la vida real en Polonia.

“El sacerdocio falso es un fenómeno social muy extraño y complicado, yo a lo largo de los años me he fascinado por el tema porque es la muestra clara de que la fe es ciega y que cuando la gente está dispuesta a creer, no importa de dónde venga ese falso profeta si al final te ayuda en tus problemas”, comenta Bartosz Bielenia, protagonista de la película, que está disponible en la Cineteca Nacional, Cinépolis y Cinepolis Klick.

Para el actor, este suceso que plantea el filme es algo muy común en Polonia y cuenta que las motivaciones para que las personas decidan hacerse pasar por sacerdotes varían. En la cinta, el protagonista decide hacerlo luego de encontrar su vocación tras estar en el centro penitenciario.

“La mayoría de las veces se hacen pasar por sacerdotes por la necesidad de una especie de seguridad social para que los desfavorecidos se conviertan en un sacerdote digno de confianza, lo cual es una gran forma de estatus social para muchos. Mi personaje experimenta una transformación espiritual mientras está en el centro, y como su crimen anterior le niega la oportunidad de servir oficialmente en el clero, persigue su sueño vistiéndose de sacerdote y administrando una parroquia de un pueblo pequeño”.

Bartosz considera que el filme hace preguntas sobre religión versus falsedad, engaño y sobre roles sociales y el verdadero yo, en un contexto en el que la religión es sumamente importante para una nación como Polonia, por eso cree que el largometraje hará mucha sinergia con el público mexicano, ya que ambos países son fervientes devotos.

“La película nos hace replantearnos qué es ser religioso, ¿la religión es un acto de fe? ¿Quién puede ser un predicador, alguien que tiene el deseo o alguien que debe serlo? Creo que el filme pone el tema de la religión como un acto desinteresado de alguien que sintió la necesidad de predicar y llevar lo que considera la palabra de Dios a otros, sin importar que no haya estudiado en un seminario, entonces, ¿realmente podríamos decir que es un impostor?”, expresa.

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