Rayos X, la solución de la arqueología no invasiva que África ya utiliza

Redacción

Un procedimiento no invasivo permite obtener información arqueológica de yacimientos de gran tamaño sin excavación.

Una investigación, realizada por un equipo internacional y liderada por miembros del grupo CaSEs (Culture and Socio-Ecological Dynamics) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) en Barcelona, representa la primera aplicación de pXRF (análisis portátil de fluorescencia de rayos X), combinada con análisis de datos geoestadísticos, en sedimentos antropogénicos en África. El pXRF es un procedimiento rápido, de bajo coste y no invasivo, que permite generar un registro arqueológico complementario a partir del depósito antropogénico mediante el análisis de los elementos químicos, combinado con la geoestadística.

El nuevo estudio se enfoca en un Stone Walled Site, unos yacimientos amurallados de piedra, en Botsuana, en el sur de África, datado del siglo XVIII. Estos sitios son notoriamente difíciles de investigar con métodos tradicionales debido a su gran tamaño y escaso espesor del depósito arqueológico.

El nuevo sistema es fruto de una investigación encabezada por Stefano Biagetti, miembro del Grupo CaSEs del Departamento de Humanidades de la UPF, y cofinanciada por la Fundación Palarq. También han participado los miembros de CaSEs Jonas Alcaina-Mateos, Abel Ruiz-Giralt, Carla Lancelotti y Shira Gur-Arie (actualmente en la Universidad de Múnich, Alemania), junto con Patricia Groenwald (Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica), Jordi Ibáñez-Insa (Geosciences Barcelona, ​​GEO3BCN-CSIC), Fred Morton (Universidad de Botswana) y Stefania Merlo (Universidad de Cambridge, Reino Unido).

Los lugares amurallados de piedra (Stone Walled Sites) son unos asentamientos pertenecientes a la Edad del Hierro de África meridional, que aparecieron alrededor del 1200 d.C., con una considerable variabilidad en su tamaño y forma. Reciben el nombre de las estructuras de pared de piedra seca que los caracterizan, y fueron ocupados por diversas comunidades agrícolas y pastorales de habla bantú: cultivaban, cazaban y veneraban al ganado como fuente de riqueza, tanto económica como política.

A pesar de la larga tradición de la investigación sobre el uso del espacio en estos asentamientos, basada principalmente en evidencias etnográficas y en la excavación de pequeñas áreas de algunos yacimientos, hasta ahora era difícil abordar este análisis con enfoques tradicionales, más allá de una evaluación arquitectónica general y a gran escala: los sitios se ocuparon durante períodos cortos de tiempo (una o dos generaciones), se caracterizan por depósitos arqueológicos de escaso espesor donde se encuentran pocos objetos, e incluyen un gran número de estructuras de piedra con una morfología similar, lo que complica identificar la diversidad de usos que había.

“Nuestro procedimiento va más allá de las evidencias arqueológicas visibles, ya que aporta información sobre la utilización que se hacía del espacio, y confirma o aclara las posibles funciones de las zonas analizadas. La investigación que hemos llevado a cabo ha precisado la existencia de rasgos arqueológicos ‘invisibles’ que no se reconocían en el trabajo de campo tradicional”, explica Stefano Biagetti. El análisis pXRF proporciona resultados rápidos (no más de cuatro minutos por muestra), permite analizar áreas relativamente grandes en poco tiempo, y el laboratorio de campo se puede instalar fácilmente, evitando transportar grandes cantidades de sedimento.

Las ocupaciones humanas pueden dejar pruebas en forma de elementos químicos en los sedimentos arqueológicos, que permiten identificar muchas actividades humanas (por ejemplo, zonas del hogar, de preparación y consumo de alimentos, entierro, producción artesanal, almacenamiento, cuidado del ganado, etcétera). “Los marcadores químicos representan un enfoque inestimable para determinar actividades pasadas y recientes en un sitio, entender la dinámica espacial de estas actividades e interpretar estructuras arquitectónicas en relación con sus funciones y usos”, afirman los autores.

El potencial de este nuevo enfoque reside en el hecho de que las trazas de los elementos químicos representan el uso repetitivo en unos espacios determinados y que están poco afectadas por otros eventos producidos a lo largo del tiempo. “El foco cambia a partir de los valores absolutos de los elementos químicos según su presencia, combinación y, especialmente, anomalías creadas por su desviación respecto a la media de las muestras”, apuntan.

A partir del análisis con la aplicación pXRF en el yacimiento de Seoke, los investigadores han podido detectar, por ejemplo, fósforo, que indica la presencia de ganado itinerante en todo el sitio; concentraciones de materiales orgánicos que se refieren a la presencia de basureros; metales como el cromo, el hierro o el zirconio, que encajan con la hipótesis de una zona utilizada como taller o almacenamiento, donde se podían haber utilizado herramientas metálicas para dar forma a objetos de cerámica, desbrozar, cortar madera, etc.; o el silicio, que indica una posible área para procesar y almacenar cereales.

Los autores recalcan que este procedimiento pionero en el uso de técnicas no invasivas abre unas posibilidades sin precedentes en la comprensión de los yacimientos arqueológicos africanos, sin perturbar el patrimonio cultural con nuevas excavaciones. “El logro más prometedor de nuestro estudio es que el pXRF tiene un buen rendimiento en los yacimientos de muralla de piedra. Los resultados que presentamos se pueden utilizar de manera crítica para diseñar prospecciones y excavaciones en otros yacimientos de estas características y, más generalmente, en cualquier otro tipo de yacimiento al aire libre”, aseguran.

Esta investigación se enmarca en el proyecto “Geo EtnoArqueologia y uso del espacio (GEA)”, dirigido por Stefano Biagetti, y cofinanciado por la Fundación Palarq (convocatorias 2019 y 2020), la Escuela de Geografía, Arqueología y Estudios Ambientales de la Universidad de Witwatersrand (Johannesburgo, Sudáfrica) y por la Universidad de Botswana.

El nuevo estudio se titula “Identifying anthropogenic features at Seoke (Botswana) using pXRF: Expanding the record of southern African Stone Walled Sites”. Y se ha publicado en la revista académica PLOS ONE.

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