El Complejo Cultural Los Pinos abre un espacio simbólico en contra de la represión: El Jardín de la Memoria

  • Como un acto de respeto a las personas que el 10 de junio de 1971 fueron reprimidas, se sembró un roble en áreas verdes de lo que fue la Casa Presidencial 
  • El Complejo Cultural invita a recordar y no olvidar la matanza ocurrida hace 50 años, en el llamado “halconazo”

Redacción

Con el objetivo de rendir homenaje a activistas, grupos disidentes, artistas, trabajadores, campesinos, estudiantes y demás personas cuyos derechos humanos fueron violentados por el Estado durante buena parte del siglo XX y principios del siglo XXI, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Complejo Cultural Los Pinos, inaugura “El Jardín de la Memoria”.

En el primer acto de este espacio, ocurrido este sábado 12 de junio, sobrevivientes del llamado “halconazo”, acto represivo y violento ocurrido el 10 de junio de 1971, por parte del régimen del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, sembraron un roble y develaron una placa conmemorativa en los jardines que se encuentran a un costado de la Calzada de los Presidentes, frente a la Hondonada.

Entre los participantes estuvieron Severiano Sánchez, quien participó en la ceremonia y relató lo que él y muchos de sus compañeros vivieron en aquel momento: “Después del 68 seguimos duro, no bajamos la guardia, hacíamos periódicos, todo el Poli y la Universidad éramos una fraternidad… soportamos la toma de Ciudad Universitaria, la toma del Casco de Zacatenco y no nos doblaron. Las balas matan, pero no matan las ideas ni a los deseos de libertad, matan a los cuerpos… y se vino el 71”.

Recordó que las manifestaciones comenzaron en 1971 porque los estudiantes de la Universidad de Nuevo León querían una autonomía universitaria, una ley orgánica democrática y participación en los procesos educativos.

Sánchez también comentó que, en aquellos años, el encargado del Ejecutivo les decía: “‘malagradecidos, vándalos, malos mexicanos, obedezcan, entiendan tienen una oportunidad y la desperdician, deberíamos correrlos a todos, sacarlos de las escuelas porque ustedes no merecen tener educación’. ¿Por qué nos decía eso? Porque nos atrevíamos a pensar, a opinar, a protestar cuando los presidentes eran omnipotentes, semi dioses”.

Aquel jueves de Corpus, los estudiantes salieron de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, siguieron por la calle Carpio y “cuando la vanguardia iba llegando a la México-Tacuba los halcones, en cinco puntos, se lanzan contra nosotros (…) nos defendimos hasta que se replegaron hacia las vallas de policías, que estaban detrás de los paramilitares, donde tenían rifles M1, M2… y gritamos: ‘aguanten, aguanten’ (…) pero empezamos a sentir el tiroteo, una balacera tremenda”.

“Muchos cayeron, como pudimos nos guarecimos (…) y llegaron las ambulancias, y dijimos ‘ya nos salvamos’… pero ni madres, venían halcones y nos remataban”, rememoró el entonces estudiante del Instituto Politécnico Nacional.

Por su parte, el director general del Complejo Cultural Los Pinos, Homero Fernández Pedroza, resaltó la importancia que tiene la memoria política para nuestro país y recalcó la relevancia de este tipo de eventos simbólicos en un sitio desde donde el poder se ejercía, muchas veces, violentando los derechos humanos y de libre expresión.

Para concluir la ceremonia Alberto Hijar, también sobreviviente del “halconazo”, colocó el roble en el suelo del jardín que alguna vez fue la residencia presidencial e invitó a los demás participantes a palear tierra.

“El 1 de diciembre de 2018 se abrió al pueblo de México la que era la llamada ‘Residencia Oficial’, convertida en el Complejo Cultural Los Pinos. Un lugar amurallado se transformó en el hogar de la cultura, el arte, la naturaleza y el medio ambiente. Es un gran acto simbólico que aquí, junto a la que fue la Casa Presidencial, ahora se rinda homenaje a personas que sufrieron abusos por parte del Estado. Esa época quedó atrás. México vive una de las transformaciones más profundas de su historia y hechos como el halconazo, no volverán a ocurrir”, comentó la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero.

El acceso al Complejo Cultural Los Pinos y a todas sus actividades es gratuito; al acudir, es fundamental seguir los protocolos para el cuidado de la salud establecidos por las autoridades de las Secretarías de Salud, de Cultura y del Gobierno de la Ciudad de México, entre las que se encuentran respetar la sana distancia, usar cubrebocas y gel antibacterial, así como respetar la sana distancia. En caso de presentar algún síntoma de enfermedad, se recomienda quedarse en casa. El cronograma de actividades está sujeto al semáforo epidemiológico para la capital del país.

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