Redacción
Los neandertales y los denisovanos, dos linajes de homíninos extintos, estuvieron presentes en toda Eurasia desde hace 300.000 años hasta 40.000. A pesar de que ya se hicieron secuenciaciones de los genomas de una quincena de individuos neandertales y denisovanos, el estudio de los genes subyacentes en los grupos sanguíneos no ha sido lo detallado que debería haber sido. A pesar de ello, los sistemas de grupos sanguíneos fueron los primeros marcadores utilizados por muchos antropólogos para reconstruir los orígenes de las poblaciones de homíninos, sus migraciones y su mestizaje.
¿Son correctas las conclusiones a las que se llegó con esa información precaria sobre los grupos sanguíneos? Una investigación reciente ha despejado las dudas y ha hecho nuevas revelaciones, algunas inesperadas.
El equipo de Silvana Condemi, de la Universidad de Aix-Marsella en Francia, ha examinado los genomas previamente secuenciados de una persona denisovana y tres neandertales que vivieron hace entre 100.000 y 40.000 años, con el fin de identificar sus grupos sanguíneos y ver lo que pueden revelar sobre la historia evolutiva del ser humano.
De los cuarenta y tantos sistemas de grupos sanguíneos conocidos, el equipo se concentró en los siete que se suelen tener en cuenta a efectos de una transfusión de sangre, siendo los más comunes el sistema ABO (que determina los tipos de sangre A, B, AB y O) y el Rh.
Los resultados confirman las hipótesis sobre su origen africano, la dispersión euroasiática y el mestizaje con los primeros Homo sapiens.
Los hallazgos también ofrecen nuevas sorpresas. Aunque durante mucho tiempo se pensó que los neandertales eran todos del tipo O (al igual que los chimpancés son todos del tipo A y los gorilas son todos del tipo B), los investigadores demostraron que estos antiguos homíninos ya mostraban toda la gama de variabilidad ABO observada en los humanos modernos.
Especialmente sorprendente es el descubrimiento de que los neandertales albergaban un alelo Rh único, ausente en los humanos modernos, con las notables excepciones de un aborigen australiano y un papú. ¿Son estos dos individuos una reliquia biológica que atestigua el mestizaje entre el neandertal y el humano anatómicamente moderno antes de la migración de este último al sudeste asiático?
Por último, este estudio aporta datos nuevos y reveladores sobre la demografía neandertal. Confirma que estos antiguos homíninos presentaban muy poca diversidad genética y que podían ser susceptibles de padecer enfermedades hemolíticas del feto y del recién nacido (eritroblastosis fetal, como consecuencia de la incompatibilidad Rh materno-fetal) en los casos en los que las madres neandertales eran portadoras de hijos cuyo padre era un Homo sapiens o un denisovano. Estos indicios refuerzan la hipótesis de que la escasa diversidad genética y el bajo éxito reproductivo de los neandertales en su etapa final contribuyeron de manera importante a su extinción.
Los resultados del estudio se han hecho públicos a través de la revista académica PLoS ONE. La referencia del trabajo es la siguiente: Condemi S, Mazières S, Faux P, Costedoat C, Ruiz-Linares A, Bailly P, et al. (2021) Blood groups of Neandertals and Denisova decrypted. PLoS ONE 16(7): e0254175.