Redacción
Es bastante probable que existan extensos túneles excavados en un pasado lejano por flujos de lava volcánica a poca profundidad bajo la superficie de la Luna y de Marte, tal como existen en la Tierra.
Se cree que estos recintos naturales podrían ser adecuados para la construcción de bases en su interior, ya que proporcionan a sus inquilinos protección contra los frecuentes impactos de meteoritos en la Luna, la radiación ultravioleta de alta energía y las partículas energéticas, por no hablar de las temperaturas extremas.
En la superficie de la Luna, por ejemplo, las temperaturas diurnas superan a menudo los 100 grados centígrados y descienden drásticamente por debajo de los 150 bajo cero por la noche, mientras que los túneles aislados podrían proporcionar un entorno estable de unos 22 grados bajo cero, mucho más fácil de mantener climatizado a una temperatura apta para los humanos que el exterior.
Ante la necesidad de localizar túneles de esa clase (tubos de lava huecos), se está desarrollando un radar que escanea a una profundidad mayor que la alcanzable por otros radares para identificar en la Luna dichos túneles así como depósitos de hielo de agua, útiles como fuente con la que abastecer de agua a los astronautas.
El prototipo del nuevo radar, denominado MAPrad, solo tiene una décima parte del tamaño de los sistemas de radar de penetración terrestre existentes, pero puede ver a casi el doble de profundidad bajo tierra (más de 100 metros) para identificar minerales, depósitos de hielo de agua o zonas huecas como los tubos de lava.
La empresa CD3D acaba de recibir una subvención de la Agencia Espacial Australiana para seguir desarrollando el prototipo junto con la Universidad RMIT en Australia, y para ponerlo a prueba cartografiando uno de los mayores sistemas accesibles de tubos de lava de la Tierra.
Tal como destaca James Macnae, de la empresa CD3D y de la Universidad RMIT, el MAPrad consigue superar en capacidad escrutadora a los dispositivos de radar de penetración terrestre existentes, a pesar de su pequeño tamaño gracias a que opera de un modo distinto: utilizando el componente magnético en lugar del eléctrico de las ondas electromagnéticas.
Las ondas magnéticas emitidas y detectadas por el dispositivo miden la conductividad y las reflexiones de las ondas electromagnéticas para identificar lo que hay bajo tierra. Los vacíos y el hielo de agua proporcionan fuertes reflexiones, mientras que varios depósitos de metal tienen una alta conductividad en niveles únicos.
Se han realizado pruebas de campo con éxito en Australia y Canadá utilizando un prototipo en forma de mochila, apto para la búsqueda de minerales y otras tareas relacionadas de minería.
“El desarrollo inicial de MAPrad se centró específicamente en facilitar las prospecciones con drones para aplicaciones mineras, pero tiene aplicaciones evidentes en el espacio, donde el tamaño y el peso son muy importantes, así que ahí es donde estamos centrando ahora nuestros esfuerzos”, explica Macnae.