Redacción
La forma de los huevos de las aves ha atraído durante mucho tiempo la atención de matemáticos, ingenieros y biólogos desde un punto de vista analítico.
Esa forma constituye un éxito evolutivo, ya que es lo bastante grande para incubar un embrión, lo suficientemente pequeño para salir del cuerpo de la madre del modo menos dañino posible, no es fácil que ruede accidentalmente una vez puesto, es lo bastante sólido estructuralmente para soportar el peso del nuevo ser en su interior, y lleva realizando esta función para unas 10.500 especies que han perdurado desde que se extinguieron los dinosaurios, el grupo del que derivan las aves.
Por todo ello, el huevo ha sido definido muchas veces como la “forma perfecta”.
El equipo de Darren Griffin, profesor en la Universidad de Kent en el Reino Unido, ha descubierto la fórmula matemática universal que puede describir cualquier huevo de ave existente en la naturaleza, una hazaña que hasta ahora no se había conseguido.
Esta nueva fórmula matemática universal para la forma del huevo se basa esencialmente en cuatro parámetros: la longitud del huevo, su anchura máxima, el desplazamiento del eje vertical, y el diámetro a un cuarto de la longitud del huevo.
Esta fórmula universal, largamente buscada, es un paso importante para comprender no solo el motivo de la forma del huevo, sino también a través de qué vías la evolución la forjó, todo lo cual conducirá sin duda a muchas aplicaciones prácticas en el ámbito biológico y quizá incluso en el tecnológico.
El equipo de Griffin describe la ecuación y los detalles de cómo se ha llegado a ella en la revista académica Annals of the New York Academy of Sciences, bajo el título “Egg and math: introducing a universal formula for egg shape”.
