El fiscal incómodo

por Rafael Cardona

Santiago Nieto se proclamaba ufano (al menos en la portada de su libro más reciente, si no me equivoco) como un fiscal incómodo.

En el prólogo de su obra memoriosa Nieto asegura:

“…Se trata de una crónica con la que deseo aportar un grano de arena al esfuerzo colectivo de evidenciar lo sucedido en la administración de Peña Nieto.

“Durante ese periodo, que abarca desde poco antes del inicio del proceso electoral de 2012 y culmina con la jornada electoral de 2018, se desplegó el esfuerzo de un grupo político por implantar su voluntad y trasladar las metodologías políticas de una entidad, el Estado de México, a toda la República.

“Es obvio que fallaron, pero en el esfuerzo lastimaron a personas e instituciones. Sus historias merecen contarse para impedir que haya otra administración que de forma tan acelerada corrompa hasta el último espacio de vida pública para proteger sus intereses. Fue un gobierno de cuates.

“El país no aguanta otro sexenio con estos niveles de corrupción e impunidad. Simplemente, de 2012 a 2018, se llegó a lo intolerable”.

Como se recuerda Nieto Castillo fue removido de su cargo por el entonces procurador Elías Beltrán, cuya suerte ahora no resulta digna de envidia alguna: señalado y perseguido, con un cerco cada vez más estrecho en su contra.

Sobre eso, el nuevamente cesado e incómodo fiscal (antes de los delitos de orden federal; después de las fallas financieras), también se extiende en explicaciones siempre justificantes de su conducta.

“…Este libro busca ser una memoria colectiva. A pesar de las críticas por protagónico, no me interesa el reflector. Me han acusado de tener una posición mediática, pero es una apreciación incorrecta.

“Si decidí acudir a los medios de comunicación para hacer públicos algunos casos fue por una razón muy simple: la única forma de hacer que los servidores públicos o dirigentes partidistas dejen de cometer delitos electorales es exhibiéndolos.

“Es la única barrera de contención, ya que de antemano saben que los delitos electorales no son graves, y no ameritan prisión preventiva oficiosa. Nada les importa más que su imagen y su impunidad.

“Por eso acudí a los medios, pretendí construir desde ahí una plataforma para evidenciar las malas prácticas y los delitos electorales. Eso también se juzgará.

“Me acusaron de violar el sigilo de las carpetas de investigación, pero hay que comprender algo: era una estrategia para exhibir la corrupción por el tipo de persona que se persigue en los delitos electorales…”

Hoy, inmerso en otro escándalo con motivo de su boda, Santiago Nieto ha decidido guardar silencio. Cosa rara, pero anuncia su silencio, como quien al final de una noche de carpa dice, los esperamos mañana con doble función.

“…agradezco las muestras de cariño y las invitaciones a diferentes espacios, pero en tiempos revueltos, silencio y moderación deben regir mi conducta como siempre ha sido en mi vida. Primero decisiones personales, familiares y después, políticas.”

Eso es una memoria selectiva, porque cuando se revolvieron sus tiempos con el cese de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, Nieto se inconformó y se fue a defender al Senado.

Luego desistió por motivos ahora sin importancia.

Pero no fueron ni el silencio ni la moderación sus actitudes, quizá porque el gobierno del cual lo echaban ya iba en picada y su visibilidad le garantizaba posibilidades (como las tuvo) en una administración anhelante de municiones contra LA CORRUPCIÓN.

Nieto logró un acomodo vengativo en la IV-T. Fue el Fouché de las cuentas bancarias y se peleó hasta con el Fiscal General.

El presidente lo echó y hace apenas unas horas dijo algo sumamente revelador. Críptico en el contexto.

“Pienso que fue una buena decisión de Santiago Nieto de presentar su renuncia y creo que también fue una decisión el nombramiento de Pablo Gómez. Es un hombre íntegro, honesto, incorruptible”.

–¿Entonces el otro no era todo eso?

 

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