Alonso Camarillo
Por más que el alcalde de Tlaxcala, Jorge Corichi Fragoso, busque valerse de la popularidad del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, así como de imitar las acciones de la gobernadora del Estado, Lorena Cuéllar Cisneros, el municipe no logra levantar en las encuestas, y al contrario, su aceptación ciudadana va en descenso.
De acuerdo al Ranking Mitofsky, el morenista no ha logrado entrar en los primeros 10 lugares de alcaldes mejor evaluados pues al último corte elaborado por la casa encuestadora, Corichi Fragoso ocupa el lugar 13 con un promedio de aprobación de 60.6 por ciento, esto es que seis de cada 10 tlaxcaltecas aprueban su labor en la Capital del estado.
Así como un rechazo del 39.2 por ciento y con 0.2 por ciento que no sabría qué calificación dar al actual edil.
Lo anterior a diferencia de Manolo Jiménez Salinas de Saltillo Coahuila con el 71.4 por ciento; en tanto, por partido, el alcalde de Tlaxcala aún figura en el top cinco de los mejores evaluados en Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), logrando la quinta posición, en cambio siendo superado por, Jonathan Ávalos Rodríguez, alcalde de Francisco I. Madero en Coahuila con el 64.9 por ciento.
Otras encuestas como es el caso del Ranking de Confianza, elaborado por Massive Caller ubican al funcionario con el 30.3 por ciento de aprobación en confianza y en el lugar 38 de 100 alcaldes evaluados, siendo superado por su homólogo en Tepic Nayarit, la alcaldesa María Geraldine Ponce Méndez quien obtuvo el 50.5 por ciento de confianza entre sus representados.
Uno de los factores que quizá provoquen la caída del munícipe en las encuestas quizá sea explicado por la percepción de inseguridad que aqueja a los capitalinos ya que el 67.1 por ciento de capitalinos no se sienten seguros en su ciudad, dejando al municipio en el lugar 98 en el Índice de Percepción de Inseguridad también elaborado por Massive Caller.
Lo anterior a diferencia de ciudades como Los Cabos en Baja California Sur donde únicamente el 19.7 por ciento de personas se percibieron inseguras y a diferencia de Chilpancingo, Guerrero donde 81 por ciento de sus habitantes no se sienten seguras viviendo ahí.
