ADN conservado donde no esperaríamos encontrarlo

Redacción

La mayoría de los arqueólogos ha considerado durante mucho tiempo que los sedimentos en los que están incrustados los objetos o fragmentos de estos que constituyen hallazgos arqueológicos son subproductos sin importancia de las excavaciones. Sin embargo, en los últimos años se ha demostrado que los sedimentos pueden contener biomoléculas antiguas, incluido ADN. Una investigación aporta ahora nuevas pruebas de hasta qué punto el ADN humano y de animales puede conservarse en tales sedimentos.

Un equipo internacional que incluye, entre otros, a Matthias Meyer y Diyendo Massilani, ambos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania, aplicó técnicas geológicas para reconstruir la formación de sedimentos y técnicas biológicas para estudiar la conservación del ADN en los sedimentos a escala microscópica.

Estos científicos utilizaron bloques inalterados de sedimentos que habían sido extraídos previamente de yacimientos arqueológicos y empapados en resina de poliéster. Los bloques endurecidos se llevaron al laboratorio y se cortaron en secciones para obtener imágenes al microscopio y realizar análisis genéticos.

Los investigadores lograron extraer ADN de un conjunto de bloques de sedimentos preparados hace 40 años, procedentes de yacimientos arqueológicos de África, Asia, Europa y Norteamérica.

Massilani fue capaz incluso de obtener cantidades sustanciales de ADN neandertal a partir de tan solo unos pocos miligramos de sedimento. Incluso consiguió identificar el sexo de los individuos que dejaron su ADN en ese sedimento.

El hecho de que estos bloques sean una inesperadamente buena fuente de ADN antiguo, incluyendo el procedente de homíninos, a pesar de que a menudo se almacenan durante décadas en plástico, permite acceder a un vasto depósito de información genética sin explotar. El nuevo estudio abre pues una nueva era de investigaciones sobre ADN antiguo, permitiendo el análisis de yacimientos sin necesidad de volver a excavar en ellos. Así lo destaca Mike Morley, de la Universidad Flinders en Australia y miembro del equipo de investigación.

El estudio se titula “Microstratigraphic preservation of ancient faunal and hominin DNA in Pleistocene cave sediments“. Y se ha publicado en la revista académica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences).

 

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