Bacterias, ¿el actor oculto en los enjambres de langostas?

Redacción

Las nubes de langostas que diezman todos los cultivos agrícolas a su paso han sido una de las principales causas de hambruna desde los tiempos bíblicos hasta la actualidad. En los últimos tres años, grandes zonas de África, India y Pakistán se han visto muy afectadas por el paso de enjambres de langostas, y se teme que el cambio climático global agrave aún más el problema.

Las nubes de langostas se forman cuando las langostas individuales, normalmente solitarias e inofensivas, se agrupan y comienzan a migrar.

Las causas de este comportamiento siguen siendo en gran medida desconocidas, y aún no se ha encontrado una estrategia preventiva lo bastante eficaz.

El equipo de Amir Ayali y Omer Lavy, de la Universidad de Tel Aviv en Israel, ha buscado causas para esta conducta y ha encontrado pistas que apuntan a una causa asombrosa.

Los autores del estudio han descubierto que el microbioma de una langosta solitaria sufre un profundo cambio cuando la langosta se une a un grupo: las bacterias llamadas Weissella, casi completamente ausentes del microbioma de las langostas solitarias, se vuelven dominantes en la fase gregaria.

Además, un modelo matemático especialmente desarrollado para la cuestión indica que la formación de enjambres de langostas proporciona a estas bacterias posibles ventajas evolutivas, permitiéndoles extenderse más e infectar a una cantidad mayor de langostas.

Tal y como matizan los investigadores, este descubrimiento no demuestra de forma inequívoca que estas bacterias provoquen que las langostas se agrupen y migren. Sin embargo, sí permite plantear una nueva hipótesis: la de que el microbioma, y en concreto las bacterias Weissella, desempeñan un importante papel en el mecanismo inductor de la conducta de agrupación en enjambres de las langostas.

Los autores del estudio esperan que su hallazgo ayude a encontrar nuevas formas de combatir a las temibles plagas de langostas.

El estudio se titula “Microbiome-related aspects of locust density-dependent phase transition”. Y se ha publicado en la revista académica Environmental Microbiology.

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