Redacción
Se ha descubierto un planeta gigante gaseoso en una fase avanzada de formación que, por su juventud, distancia a su estrella y otras características, no debería haber crecido tanto. La existencia de este protoplaneta ha desconcertado a la comunidad científica.
Un análisis de observaciones realizadas esencialmente mediante telescopio espacial Hubble, de la NASA y la ESA, así como con el telescopio Subaru del Observatorio Astronómico Nacional de Japón, ha permitido obtener pruebas de que este planeta se está formando en un proceso que los autores de un nuevo estudio sobre él describen como muy “intenso y violento”.
El nuevo mundo en construcción está incrustado en un disco protoplanetario de polvo y gas con una marcada estructura espiral que se arremolina alrededor de una joven estrella cuya edad se estima en unos 2 millones de años. Esa es la edad aproximada que tenía nuestro sistema solar cuando la formación de los planetas estaba también en marcha. (La edad de nuestro sistema solar es actualmente de 4.600 millones de años).
Todos los planetas están hechos de materia proveniente de un disco circunestelar. Hay dos clases principales de planetas: los de tipo rocoso como la Tierra y los gigantes gaseosos como Júpiter. Según la teoría dominante sobre la formación de los planetas gigantes gaseosos, estos mundos crecen, inmersos en el disco, a partir de pequeños objetos (con tamaños que van desde el de granos de polvo hasta el de rocas) que chocan entre sí y se adhieren unos a otros mientras orbitan alrededor de una estrella. Este grumo se convierte en el núcleo planetario. El núcleo atrae con más fuerza a gas del disco, y dicho gas se va acumulando.
El planeta recién formado, llamado AB Aurigae b, es probablemente unas nueve veces más masivo que Júpiter y orbita alrededor de su estrella anfitriona a casi 14.000 millones de kilómetros, una distancia de algo más del doble de la que separa Plutón de nuestro Sol. A esa distancia, un planeta con tanta masa tardaría mucho tiempo en formarse mediante el proceso citado o incluso le resultaría imposible.
Lo observado en AB Aurigae b por el equipo de Thayne Currie indica que la teoría más aceptada sobre la formación de planetas no es aplicable a todos ellos. En cambio, sí encaja con otra teoría, según la cual un disco masivo alrededor de una estrella se enfría, y entonces la gravedad hace que el disco se rompa rápidamente en uno o más fragmentos de masa planetaria. La conclusión es, por tanto, que este enigmático protoplaneta se está formando mediante este segundo proceso.
El estudio se titula “Images of embedded Jovian planet formation at a wide separation around AB Aurigae”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Astronomy.
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