El robot Curiosity ante un terreno intransitable de Marte

Redacción

En la superficie de Marte, los robots exploradores pueden verse imposibilitados para seguir avanzando si se topan con grandes obstáculos verticales, precipicios y cuestas muy empinadas. Pero también ante terrenos que esconden amenazas más sutiles. Los campos de arena, en uno de los cuales ya quedó atascado para siempre un robot, son una de estas clases de terrenos traicioneros que no parecen peligrosos pese a serlo. Ahora el robot Curiosity se ha topado con un terreno peligroso de un tipo distinto.

Se trata de una superficie con muchos bordes afilados hecha de la clase más dura de roca con la que se ha encontrado el Curiosity desde su llegada a Marte en 2012. Este tipo de terreno es capaz de causar daños graves en las ruedas del rover robótico. Circular sobre una superficie de esa clase puede acabar destrozando las ruedas de un robot dejándolo paralizado. El Curiosity ya pagó un alto precio la primera vez que circuló sobre un terreno de estas características, cuando nadie era todavía consciente de la verdadera magnitud de la amenaza. Ahora, con la lección aprendida, el rover robótico da cuidadosos rodeos para evitar pasar por encima de terrenos de ese tipo.

El rover Curiosity pasó la mayor parte del mes de marzo ascendiendo por una suave pendiente. El rover estuvo brevemente en el punto más alto de la cara norte de esta estructura llamada Greenheugh Pediment hace dos años. Ahora, desde la cara sur, el Curiosity ha vuelto a dirigirse hacia la parte alta para explorarla más a fondo.

Sin embargo, hace unas semanas, el equipo de la misión vio un cambio de terreno inesperado por delante del Curiosity y se dio cuenta de que al robot no le quedaba más opción que dar la vuelta: El camino ante el Curiosity estaba alfombrado con un terreno duro y afilado del tipo descrito, de hecho el peor con el que se ha topado el robot en los diez años que lleva en Marte.

El equipo de la misión ha tenido que planificar una nueva ruta para que el Curiosity siga explorando el Monte Sharp, la montaña de más de 5 kilómetros de altura por la que el Curiosity ha estado ascendiendo desde que llegó a ella en 2014. A medida que asciende, el Curiosity es capaz de estudiar diferentes capas sedimentarias que fueron moldeadas por el agua hace algunos miles de millones de años. Estas capas ayudan a los científicos a averiguar si el antiguo entorno marciano pudo acoger vida microscópica.

 

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